Es obra del ingeniero rumano Burzo Ciprian, y la idea le ha hecho merecedor del galardón del certamen Pandemic ResponseCoLab del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en un desafío que proponía reinventar las mascarillas, como explica el autor en la web Behance.
La mascarilla Social Mask está fabricada con materiales plásticos creados mediante impresión 3D y en la parte frontal consta de un dispositivo modular compuesto por un biosensor, un sensor Bluetooth y un ventilador de aire.
Por su parte, en el lateral se encuentra un filtro de aire para una mejor ventilación, un sensor de temperatura y una pequeña pantalla led para mostrar la temperatura corporal del usuario.
Según ha explicado su creador, la mascarilla y sus biosensores son capaces de analizar las partículas del aire para detectar a personas asintomáticas contagiadas de Covid-19.
El uso de un sensor Bluetooth permite que el dispositivo inteligente se conecte con el teléfono móvil, desde el cual el usuario puede conocer a través de una aplicación su temperatura corporal y el análisis de las partículas del aire al respirar.
En caso de detectar indicadores de contagio, como partículas patógenas en el aire como un incremento de la fiebre, la aplicación avisa al usuario de que se ponga en un contacto con un médico y expresa mediante un porcentaje las posibilidades de que esté contagiado de coronavirus.
Asimismo, Social Mask presenta un funcionamiento parecido al de aplicaciones de rastreo de contactos cercanos como Radar Covid, ya que puede detectar otras mascarillas a una distancia de hasta 300 metros y si sus usuarios tienen fiebre o no, así como informar a las personas en caso de contacto de riesgo.