Con el tratamiento antirretroviral, las personas infectadas quedaron en una condición en la cual no podían infectar a otra persona, aunque tuvieran sexo sin condón o algún otro tipo de intercambio. El estudio experimentó con casi mil parejas de hombres europeos, en las que uno de ellos tenía VIH y estaba recibiendo tratamiento para suprimir el virus.
Alison Rodgers, del University College de Londres, mostró gran entusiasmo por los resultados, sugiriendo que esto podría ser el final del VIH. Aunque el estudio fue realizado con parejas gay, la efectividad de los medicamentos es aplicable igualmente al sexo heterosexual.
Ahora lo importante, según la profesora Rodgers, es crear los canales para dar a conocer esta información y permitir que la terapia sea accesible para las personas contagiadas. Actualmente hay cerca de 40 millones de personas con este virus, de las cuales más o menos la mitad está recibiendo tratamiento antirretroviral. Cierto porcentaje está sin diagnóstico, generalmente por el estigma de hacerse la prueba y la discriminación que existe en contra de los homosexuales.
Existe confianza de que los resultados son evidencia científica concluyente que demuestra que los pacientes que reciben tratamiento no pueden transmitir el VIH a otras personas por contacto sexual. Sin duda, este es un día histórico para la medicina. Quizá en los próximos años se llegue a eliminar el paradójico y trágico resultado de que hacer el amor pueda producir la muerte.