Los especialistas descubrieron que el bebé tenía espina bífida en la vigésima semana de embarazo. Este defecto del tubo neural se manifiesta cuando la columna vertebral del feto no se cierra completamente al final del primer mes de embarazo, lo que puede dañar la médula, pudiendo causar parálisis total, así como en pérdida de sensibilidad en las piernas.
Ante la tesitura de operar a su hijo antes o después de su nacimiento, la madre optó por una variante novedosa que permite intervenir el feto con invasión mínima y sin sacarlo de útero.
Con ayuda de ultrasonido, un equipo de neurocirujanos y especialistas en medicina fetal introdujeron una cámara e instrumental a través de pequeñas incisiones en el estómago de la madre para corregir el defecto en médula espinal del bebé sin practicar cortes invasivos en el abdomen de la mujer. La operación duró más de tres horas y salió bien.
Poco tiempo después, nació el bebé y según su madre “su espalda se está curando bien”.