Desde esta temprana edad, Fernando se ha tenido que acostumbrar a oír y escuchar únicamente cuando su dispositivo externo tiene batería y, aunque gracias a él puede hacer una vida prácticamente normal, él mismo explica a Efe que decidió que lo “tunearía” un poco para introducir algunas mejoras.
Así es como este niño de Valladolid (noroeste) se puso manos a la obra. Agarró su “kit” de lápices y pinturas y llevó a papel su idea de implante coclear interno, sin cables ni petacas, que le permitiera cumplir su sueño: practicar el surf.
Del papel, Fernando pasó a una maqueta del pabellón auditivo y con una pajita a modo de implante interno, el pequeño mandó su idea al equipo técnico de MED-EL, empresa austríaca encargada de la fabricación de implantes auditivos que recientemente puso en marcha el concurso mundial ‘Ideas4ears’, consistente en la recopilación de proyectos innovadores para sus dispositivos.
A este innovador prototipo Fernando lo llamó ‘El implante invisible’, ya que “al ir por dentro del oído, queda oculto y protegido, evitando las pérdidas, golpes o humedad”.
Además, al ser completamente interno, “nadie lo mira, porque no se ve” cuenta el pequeño, quien, por otra parte confiesa no sentir ningún tipo de complejo por llevar sus dos implantes cocleares, en parte debido a los exóticos rizos que cuelgan de su cabeza y que cubren ambos aparatos.
De los más de 430 participantes de 19 países, solo nueve de estos proyectos, entre los que se encuentra el de Fernando, fueron los seleccionados por la multinacional y se llevaron el premio de viajar hasta la sede de la compañía, en Innsbruck (Austria), para exponer a los científicos sus novedosas ideas.
Un viaje que, aunque no se celebrará hasta junio, ya tiene a Fernando pendiente día sí y día también del calendario, tachando las fechas que restan para exponer un proyecto con el que no solo sueña él, sino los 34 millones de niños que hay en el mundo con algún tipo de discapacidad auditiva.
Y es que, aunque gracias a su implante Fernando puede escuchar la voz de sus padres, la de su maestra o la suya, todavía hay ciertas barreras que este implante aún no ha podido traspasar, como ese momento en el que “Fer” tiene que bañarse, dormir o sus baterías dicen “basta”.
Es en este momento cuando el joven desconecta del mundo, alguien pulsa el botón de “mute” y deja de escuchar prácticamente todo lo que le rodea, hasta el punto que “tendría que pasar un avión a su lado para que lo escuchara”, explica Fernando Linares, padre del pequeño inventor.
En este sentido, tanto Fernando como su mujer y madre del pequeño, Sodi Tavárez, reconocen en la entrevista que la lucha del joven Fernando, al que cariñosamente llaman “Chiqui”, “no ha sido fácil”, especialmente a raíz de la detección de los indicios de su discapacidad auditiva, que abrieron todo un rosario de procesos clínicos y médicos con alguna que otra “mala experiencia”.
No obstante, “ahora es el momento de Fernando, tiene que disfrutar de este premio”, reconoce su padre mientras el pequeño consulta incrédulo por enésima vez la lista de ganadores del concurso internacional en el que espera que su sueño de implante coclear interno se convierta en realidad.