1. Disminuir el tiempo de pantalla encendida:a pesar de que la pantalla es el componente que más batería consume en un ‘smartphone’, esto no quiere decir que haya que apagarla manualmente inmediatamente apenas dejemos de usar el aparato. De hecho, el proceso de apagado y encendido del panel consume más energía que esperar con la pantalla encendida hasta volver a utilizar el aparato (siempre y cuando no sea un periodo muy extenso).
2. ’Matar’ las aplicaciones en segundo plano: cerrar todas y cada una de las aplicaciones abiertas en el móvil no solamente no ayuda a ahorrar energía, sino que puede acelerar la pérdida de carga. Esto se debe a que las ‘apps’ que fueron cerradas consumirán una mayor cantidad de recursos al momento de ser abiertas otra vez que si se hubieran mantenido abiertas.
3. Usar ‘software’ de ahorro de energía:estas aplicaciones básicamente automatizan el proceso de cerrar otras aplicaciones, con la carga adicional de que tienen que correr continuamente en segundo plano para monitorear la actividad de los demás programas móviles.
4. Desactivar todas las conexiones:es útil detener algunas funciones que no utilizamos, pero desactivar todas las conexiones inalámbricas difícilmente será beneficioso, ya que tales tecnologías en los dispositivos modernos están diseñadas para consumir muy poca energía.
5. No actualizar las aplicaciones: es un mito que actualizar constantemente las aplicaciones sea negativo para la vida de la batería. Por el contrario, esto permite que los desarrolladores introduzcan mejoras que a su vez pueden optimizar los procesos.