“Escribir una contraseña para acceder a una de las decenas de servicios que utilizamos se ha convertido en una parte tan cotidiana de nuestras vidas que rara vez pensamos en ello.
Procuramos que nuestras contraseñas sean simples y fáciles de recordar para poder pasar rápidamente por el proceso de iniciar sesión y seguir con lo que estamos haciendo.
Este es uno de los muchos errores que cometemos cuando se trata de algo en lo que confiamos para asegurar una parte de nuestra identidad digital”, comenta Fabiana Ramírez, investigadora de Seguridad Informática de ESET Latinoamérica.
5 errores más comunes en los que se puedes caer cuando se crea una contraseña:
Reutilizar las contraseñas: Uno de los errores más frecuentes es, sin lugar a duda, la reutilización de contraseñas. Según una encuesta realizada en 2019 por Google, el 52% reutiliza la misma contraseña en varias de sus cuentas, mientras que un sorprendente 13% usa la misma contraseña para todas sus cuentas.
Almacenar las contraseñas en texto plano: Otro error frecuente es escribir las contraseñas en papel o notas adhesivas, o guardadas en hojas de cálculo o documentos de texto en la computadora o teléfono.
Compartir contraseñas: El 43% de los participantes de una encuesta en Estados Unidos que admitió haber compartido sus contraseñas con otra persona. Más de la mitad de los encuestados dijo haber compartido su contraseña con sus seres queridos, entre ellas contraseñas para servicios de streaming, cuentas de correo electrónico, cuentas de redes sociales e incluso para acceder a cuentas para realizar compras en línea. Si bien compartir la contraseña para acceder a una cuenta de un servicio de streaming es un fenómeno generalizado, es menos peligroso que el resto de las opciones mencionadas.
Cambiar las contraseñas periódicamente (sin pensarlo demasiado): Cambiar la clave regularmente, sin evidencia de que su contraseña haya sido filtrada en una brecha, no hace que la cuenta sea más segura.
Una contraseña que cumpla con todas las condiciones puede parecer una tarea desalentadora, pero hay varias formas de crearlas sin que se convierta en una tarea tan compleja:
• Utilizar una frase, por ejemplo, es preferible a una contraseña simple
• Agregar una capa adicional de seguridad activando el doble factor de autenticación en cada servicio que esté disponible debería ser la norma.
• Si resulta tedioso recordar todas las contraseñas, un administrador de contraseñas podría ser la respuesta