La base de esta medida de la familia de Ferreras fue explicado bajo el argumento de que “el funeral será privado”.
“La madre no quiere la presencia de la prensa”, dijo un pariente a periodistas presentes en las inmediaciones de la casa.
El sepelio se llevó a cabo pasados dos días de haberse originado el enfrentamiento a tiros entre miembros de la Policía Nacional e integrantes de una supuesta banda criminal denominada “30/30” o “Los Papo Trenzas”.
Alrededor de las 10:00 de la mañana, el carro fúnebre, un Dodge de color blanco, llegó a la residencia donde vivía Rosa Ferreras, en el que fue programado el trasladado de la víctima mortal al camposanto.
El carro emprendió camino hacia el cementerio, acompañado de cinco patrullas policiales que se trasladaban en motocicletas y camionetas de cama larga, para salvaguardar el trayecto hacia el Cristo Redentor, junto a sus familiares.
Personal del cuerpo policial interrumpían el tráfico para facilitar que el recorrido fúnebre fluyera con normalidad. Allegados del fallecido se trasladaron al camposanto en un minibús de 32 pasajeros.
El sepelio
Justo a las 11:00 de la mañana, el carro, con los despojos mortales de Jeffrey, arribó al cementerio Cristo Redentor. Una lápida, de color blanco, fue sacada del baúl de la unidad, por dolientes, y llevada hasta el punto de entierro.