El sector educativo superior no fue la excepción. La mayoría de las universidades tuvieron que adoptar el sistema de clases virtuales para que sus matriculados no perdieran la docencia cuando el pueblo estuvo bajo confinamiento.
Una vez las autoridades sanitarias pusieron fin a la cuarentena en el país, muchas instituciones conservaron esta modalidad de docencia, combinando la educación en línea con las tradicionales clases presenciales.
Entre ellas figuran la Pontificia Universidad Católica, Madre y Maestra (Pucmm), Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Universidad del Caribe (Unicaribe), Universidad Pedro Henríquez Ureña (Unphu), Universidad Iberoamericana (Unibe), Universidad Francisco Henríquez y Carvajal (Unfhc), Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec), entre otras.
Cambiando cuadernos y lapiceros, por tabletas, laptops y teléfonos inteligentes, la formación académica superior se ha mantenido durante este 2022 fluctuando en un sistema de enseñanza híbrido que ha cumplido con las expectativas en muchos aspectos tanto de estudiantes como de catedráticos y ha motivado a que las universidades modernicen su oferta curricular.
En el caso de Intec, todas las carreras que imparte la casa de estudios incluyen docencia presencial y virtual. Y de hecho, cuenta con programas de posgrado cuya totalidad de sus clases se llevan a cabo de manera remota.
Arturo del Villar, vicerrector académico de la universidad, dijo que en términos cuantitativos, las clases que imparte Intec son “80% presencial y un 20% virtual en los programas de grado, mientras que en postgrado es al revés, 80% virtual y 20% presencial”.
Igualmente, dijo que ya había asignaturas de ciertas carreras que se impartían de manera virtual antes de la llegada del Covid-19. “Hay algunas que se mantienen virtuales porque los profesores son extranjeros o porque la sección tiene mucho quorum”, explicó.
Priorizando ambas modalidades de enseñanza y aprendizaje, Intec se ha evocado en el último año a la capacitación de sus maestros y en reforzar sus habilidades tecnológicas, esto último debido a que reconocen que el sistema virtual aún presenta leves deficiencias.
“Tenemos software para detectar fraudes, que eso era uno de los grandes problemas, en los exámenes siempre se presentaban algunos inconvenientes”, agregó Del Villar.
El vicerrector explicó también que a pesar de que el sistema predominante es de clases presenciales, cada asignatura cuenta con un aula virtual, donde el profesor coloca las asignaciones, el programa de clase, los materiales que va a impartir e interactúa directamente con los estudiantes cuando no están en el aula.
Apoyo de las plataformas
Algunas universidades como la Universidad Tecnológica de Santiago (Utesa), han optado por mantener su tradicional sistema de clases presenciales. No obstante, los catedráticos decidieron conservar las plataformas digitales de las que se auxiliaron durante el confinamiento.
“Nosotros ya estamos tomando clases de manera normal, en las aulas, pero los profesores siguen apoyándose en las plataformas, por ahí dejan sus asignaciones y se comparten los materiales de clase”, dijo Yaritza Cabrera, estudiante de Comunicación Social de esa universidad.
Clases asincrónicas
Aunque los matriculados en la Pontificia Universidad Católica, Madre y Maestra (Pucmm) y la Universidad Católica de Santo Domingo (UCSD), también regresaron a tomar docencia desde hace un par de cuatrimestres de manera presencial, los estudiantes de estas instituciones expresaron a periodistas de Listín Diario que muchos de sus maestros imparten, en ocasiones excepcionales clases asincrónicas.
Esta última modalidad es un tipo de enseñanza remota que ocurre cuando el estudiante y el profesor, además del contenido, “se encuentran separados en tiempo y distancia por lo que no pueden reunirse en una clase tradicional de enseñanza, pero aun así la docencia es aprovechada”.
SEPA MÁS
Ventajas y desventajas
“Si algo nos enseñó la pandemia es que hay cosas que funcionan a distancia, eso no quiere decir que todas las carreras deban impartirse virtualmente, pero muchas asignaturas sí”, dijo Pedro Urbáez, estudiante de mercadeo de la Universidad del Caribe (Unicaribe).
Tanto él, como otros jóvenes universitarios, comentaron que las clases virtuales les permiten ahorrarse el dinero que suelen invertir en transporte o combustible. Sin embargo, reconocieron que el contacto con sus compañeros y maestros se vuelve “más frío” a través de una pantalla.
Asimismo, expresaron que la virtualidad solo es posible en asignaturas que no tengan mucho peso práctico o de campo como es el caso de los pensum de ingeniería, ciencias de la salud, arquitectura, diseño, entre otras carreras.