La primera acusación acarrea una pena máxima de 30 años de prisión, mientras que la de intento de secuestro puede suponer hasta 20 años, al tratarse la víctima de un familiar de una representante gubernamental, según indicó el Departamento de Justicia en un comunicado.
Paul Pelosi, de 82 años, fue atacado en San Francisco (California, EE.UU.) el pasado 28 de octubre cuando se encontraba en el domicilio familiar. El agresor irrumpió en la vivienda al grito de «¿Dónde está Nancy?», aunque la congresista demócrata se encontraba en ese momento en Washington D.C.
El marido de la presidenta de la Cámara resultó gravemente herido por el impacto de un martillo y tuvo que ser llevado al hospital, donde fue sometido a una operación por una fractura de cráneo y se le trataron diversas heridas graves en el brazo derecho y en las manos.
Una semana después del ataque, Paul Pelosi fue dado de alta del hospital y desde entonces se recupera en su casa.
DePape, de origen canadiense y quien se encontraba en Estados Unidos de forma irregular, forzó su entrada a la residencia de los Pelosi por la puerta trasera y, una vez dentro, se dirigió al dormitorio, donde Paul estaba durmiendo.
El agresor fue detenido en la casa después de que la propia víctima llamara a la Policía.
En el lugar del crimen, la Policía halló un rollo de cinta, una cuerda blanca, un segundo martillo -además del usado en la agresión-, un par de guantes de goma y tela y bridas para cables.