Bajo un candente sol de mediodía fueron llevados hasta su última morada los cuerpos de Pamela de la Cruz, de 24 años, Indira de la Cruz, de 18, y Marianelis del Rosario, de 36, muertas a tiros a manos de Esteban Javier Cora, de 32, adscrito a la Dirección General de Seguridad de Tránsito Terrestre (Digesett).
Por momentos el llanto contagiaba a todos los que se aglomeraron bajo una carpa donde fueron colocados los ataúdes, se hizo una oración y se dedicó unos instantes para que los familiares dedicaran unas palabras como despedida.
“Con la muerte no paga él”, “que le metan 30 años a ese asesino” y “fueron tres de un golpe que nos quitaron”, eran parte de las expresiones que se escuchaban entre los presentes en el cementerio.
Los momentos más desgarradores se vivieron cuando los ataúdes eran depositados en las tumbas, situadas una al lado de la otra, instantes en que varias mujeres sufrieron desmayos y debieron ser auxiliadas por otras personas que se encontraban en el lugar.
En el suceso también resultó muerto a manos del agente policial Liran Méndez Báez, de 50 años.
Como parte del saldo de la tragedia se encuentra herido un menor de cuatro años que se según se ha informado está en condiciones estables.
En el sector Los Coquitos, donde fueron ultimadas las tres mujeres, se dicen múltiples versiones en torno al hecho de sangre, entre ellas que una de las hoy víctimas había llamado a la Policía para que interviniera y no llegó, sino hasta más de una hora de haber sucedido la balacera.
La más socorrida es que todo se trató de que el victimario fue en estado de embriagues a la residencia de su expareja, con la que llevaba un tiempo separada con intenciones de llevarse por la fuerza a los dos niños que habían procreado.