Precisamente el 1° de marzo, Ingrid estaba con su hijo de 13años en una clínica de la capital don
de estaba interno por una fuerte gripe agravada por sus problemas deasma,
una condición que ella también tiene.
Cuenta que el 13 de marzo comenzaron a llevar una completacuarenta en su apartamento del ensanche Serrallés de la capital, luego deabastecerse de alimentos y medicinas, además de que ese día regresó al país suhija que cursaba estudios en el exterior.
El pasado sábado violaron por primera vez esas restriccionesal desplazamiento, pero no por el aburrimiento que causa estar encerrados en elhogar, sino por otro enemigo que invadió su casa sin pedir permiso: La humaredaprovocada por un incendio en el vertedero Duquesa, ubicado en Santo DomingoNorte.
Un tormento
Ingrid, de 53 años, narra que los tormentos de la familiacomenzaron el pasado miércoles cuando la capital se llenó de un humo asfixiantey hediondo que sumó otro malestar a las angustias que provoca el impacto por elnuevo coronavirus en el país. “El olor a humo me despertó en la madrugada,tosiendo, porque sufro de asma como mi hijo, aunque controlada”, cuenta ladama, quien ese día se medicó, pero al siguiente tuvo que colocar paños,toallas y camisetas húmedas en todas las ventanas de la casa.
La familia decidió encerrarse a “cal y canto” e inclusocolocaron también paños húmedos en las puertas de las habitaciones, en lo quese convirtió en otro confinamiento dentro del hogar, ya que la atribulada madresolo salía con mascarilla a la cocina para buscar agua
y alimentos para ella y sus hijos.
La familia pudo aguantar un día más bajo esas condiciones,pero el pasado sábado la madre comprendió que había llegado el momento deabandonar la ciudad y refugiarse en la casa de su madre en la provincia SanPedro de Macorís.
“Desde el 16 de marzo no habíamos salido a la calle paranada, pero obviamente tuvimos que romper la cuarentena por la humareda”,precisó Ingrid, quien agregó que la situación se tornó tan insostenible quehasta la toalla que iba a usar para bañarse ese día estaba impregnada del hedora humo.
Aunque se dirigió a la casa de su madre para escapar de lahumareda, la salida implicó cargar con bastante ropa, porque debido a susproblemas de asma lavan con detergente sin olor, así como medicamentos y comidaespecial porque su hijo ingiere alimentos sin gluten.
DRAMA
Mayor en el entorno.
Cuando la familia llegó a San Pedro de Macorís, Ingrid y sumadre reflexionaron que si eso aconteció con ellos en un apartamento lejos delvertedero, como será la vida de las personas que habitan en el entorno, encasas de madera y zinc con muchas rendijas por donde el humo pasa igualito.
Caótica.
Ingrid se considera privilegiada porque cuenta conmedicamentos, bombitas y nebulizadores para sus padecimientos de asma, perodijo que personas del entorno del vertedero padecen una situación caóticaporque no tienen eso al alcance u otra opción para protegerse.