Se refirió así a la coincidencia temporal de que se aprobaran al país dos préstamos por un monto global de mil millones de dólares del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del gobierno chino.
“Compartimos la preocupación, pero debe tomarse conciencia de que detener el endeudamiento no es algo que se puede decidir de golpe, pues hacerlo conllevaría drásticas decisiones de gastos públicos o impuestos con implicaciones económicas y sociales”, advirtió.
Pidió recordar primero que la aprobación de un préstamo por sí sola no constituye endeudamiento sino hasta que el monto es desembolsado, lo que a veces dura años y, en algunos casos, ni se desembolsa. “Lo que sí se convierte en deuda inmediata es la colocación de bonos en el mercado de capitales, ya que el desembolso se hace de una vez”, aclaró.
Santana comentó que en un mundo como el de hoy, tan integrado económicamente, ningún país puede marginarse del mercado financiero, debido a que en el manejo cotidiano de las finanzas públicas se realizan cada día transacciones que pueden implicar desembolsos de préstamos y amortizaciones, por lo que “el endeudamiento solo tiene lugar cuando los desembolsos superan lo que se amortiza”.
Su tercer argumento es que cada año, al discutirse en el país el presupuesto nacional para el año siguiente, el Gobierno somete al Congreso el programa de financiamiento que ejecutará, el cual prevé un monto de US$ 4, 443. 8 millones para 2019.
“De ese monto, US$ 2, 996. 4 millones se utilizarían para pagar compromisos anteriores (aplicaciones financieras), y los otros US$ 1, 447. 4 millones para cubrir el déficit fiscal proyectado. De modo que solo esta última partida significaría endeudamiento propiamente, dado que el primer monto simplemente sustituye una deuda por otra”, aclaró.
El ministro considera asimismo que no sería razonable argumentar que el Congreso todavía no ha aprobado ese programa de financiamiento, por cuanto este contempla un menor nivel de endeudamiento neto en términos del producto interno bruto (PIB).
Recordó que para este 2018 en curso el financiamiento neto aprobado que se ha venido ejecutando equivale al 2.2% del PIB, mientras que para 2019 se plantea una reducción a 1.75%, acorde con un déficit más reducido.
Por tanto, dijo que una vez decidido que el financiamiento total será de US$ 4, 443. 8 millones, lo mejor es que proceda de bancos multilaterales como el BID, el Banco Mundial, el Banco Europeo, el Banco Centroamericano o de agencias de gobiernos como el chino, el japonés, el francés u otros de Europa o Asia.
Por el contrario, estimo que, si el Gobierno no hubiera gestionado esos préstamos del BID y de China, habría tenido que ir a buscar esos recursos al mercado privado de capitales como créditos bancarios o emisión de bonos, alternativa que consideró carente de evidencias de que habría sido más conveniente para el país.
Más aún, el ministro recordó que además de esos mil millones de dólares en préstamos del BID y China, hay que buscar de donde financiar los otros US$ 3, 443, 8 millones restantes para completar el presupuesto nacional.
De ahí que al margen de la agilidad con que el mercado de capitales privados habría desembolsado, buscar el financiamiento de fuentes oficiales tiene ventajas económicas institucionales.
Citó entre ellas que, de antemano, se sabe en qué serán usados los recursos, lo cual resta discrecionalidad a los gestores del gasto público, y que existe un programa de amortización distribuido en cuotas a lo largo de muchos años, lo que confiere estabilidad al manejo de las finanzas públicas.
Y, por último, que habitualmente se consiguen mejores condiciones financieras en los organismos multilaterales y agencias de gobiernos, por lo que los préstamos resultan más baratos para el país.
“De modo que la obtención de estos préstamos, más que incrementar el endeudamiento, pueden atenuar el que, de todas maneras, el país iba a tener”, sentenció.
(ElCaribe)