El hecho de que haya tanto interés de un sector político por imponer a sangre y fuego las primarias abiertas y simultáneas y de otros sectores por atajarla a como dé lugar, evidencia que es mucho poder el que está de por medio, que incluso, ha dividido al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y al Partido Revolucionario Moderno (PRM).
En el debate público sus proponentes, especialmente los seguidores del presidente Danilo Medina, le atribuyen a las primarias abiertas la virtud de que garantizarían más democracia y evitarían la frecuente denuncia de que un partido incida en otro.
Los detractores, específicamente Leonel Fernández, han abrazado el discurso de la inconstitucionalidad de la fórmula y que violenta el derecho de los militantes de los partidos políticos. Luis Abinader afirma que harían colapsar el sistema de partidos políticos, aumentarían el clientelismo político y que incluso le daría la oportunidad a quienes controlen el poder de influir en todo el sistema.
Más allá de los discursos que tienen los impulsores y detractores del discutido modelo ¿qué esconden las primarias abiertas y simultáneas que generan choques políticos tan fuertes?
Los que las rechazan identifican que el propósito esconde una nueva reelección del presidente Medina, influir en quienes serían los candidatos en las elecciones del 2020 dentro y fuera del PLD y al mismo tiempo quienes no podrían aparecer en ninguna boleta y consecuentemente influir en todo el sistema de partidos. Los partidos que se oponen a las primarias abiertas y simultáneas quieren evitar que un solo sector político pueda controlar el tablero.
La reelección
Según el dirigente del PLD Franklin Almeyda las primarias abiertas y la reelección “viajan juntas”. El argumento de los que sostienen esa tesis es que si el sector de Medina en el PLD logra los 127 votos que necesita en la Cámara de Diputados para aprobar la ley de partidos con primarias abiertas y simultáneas también sería un mensaje automático de que también logrará los votos para modificar la Constitución y habilitar al gobernante para las elecciones del 2020.
El artículo 271 de la Constitución establece el quórum de la Asamblea Nacional Revisora. “Para resolver acerca de la reforma propuesta, la Asamblea Nacional Revisora se reunirá dentro de los quince días siguientes a la publicación de la ley que declara la necesidad de la reforma, con la presencia de más de la mitad de los miembros de cada una de las cámaras. Sus decisiones se tomarán por la mayoría de las dos terceras partes de los votos”.
En total hay 222 legisladores por lo que una reforma constitucional necesitaría 148 votos para ser aprobada. De los senadores, 24 votaron a favor de las primarias abiertas por lo que un proyecto de reforma para la reelección contaría con más de las dos terceras partes de ese organismo. Donde no cuenta con las dos terceras partes es en la Cámara de Diputados, donde le faltan 31 votos para alcanzar los 127 que necesita. Quienes asocian las primarias abiertas con la reelección afirman que el destino que tome ese proyecto en la Cámara de Diputados marcará la ruta de las elecciones del 2020.
Influir en las candidaturas
Otro objetivo que se buscaría con las primarias abiertas y simultáneas sería influir en las candidaturas en todo el sistema de partidos políticos para los 4 mil 106 cargos que se elegirán en las elecciones presidenciales, congresuales y municipales del 2020. Como efecto de eso sería también intervenir en quienes no podrán ser candidatos, pues el numeral cuatro del artículo 52 del proyecto de ley de partidos que aprobó el Senado prohíbe la inscripción de candidatos en otros partidos si han perdido en otra organización en el mismo proceso electoral.
Según Luis Abinader, aspirante a la candidatura presidencial del PRM, en un sistema política clientelar como en la República Dominicana quienes ostentan el poder no tienen competencia interna. “Normalmente, cuando hay una reelección del presidente no hay competencia interna ¿qué va a hacer el presidente en ese momento? Mandar a influir por el candidato menos favorecido del partido contrario”, ha asegurado el líder político de oposición. En los últimos 20 años en la República Dominicana los partidos que controlan el poder han logrado imponerse dentro y fuera de sus organizaciones, con algunas excepciones. En el 1998, aunque el PLD gobernaba, el PRD ganó 28 senadores y la mayoría de las alcaldías y en el 2000 el PLD perdió el poder del partido blanco. En el 2002, el PRD gobernaba y ganó la mayoría de los cargos en las elecciones de ese año. En el 2004 ese partido perdió el poder del PLD y desde entonces el PLD ganó en el 2006, 2008, 2010, 2012 y 2016.
Además de eso, en la era del PLD se ha demostrado que quien gobierna controla los organismos partidarios en esa organización. El presidente Medina está en mayoría en el Comité Político y el Comité Central, lo que ocurrió antes con Fernández. Igualmente, en el marco del Congreso Norge Botello para la escogencia de nuevos miembros del Comité Central la gran mayoría de los que resultaron electos en el 2013 son seguidores de Medina que ocupan funciones públicas. Lo propio ocurrió en el Comité Político que de diez nuevos integrantes, nueve son de la línea del gobernante.
En el país hay experiencias recientes de denuncias de que un partido influye en otro. Miguel Vargas, presidente del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), denunció en el 2011 que perdió la candidatura presidencial de su partido porque supuestamente el PLD influyó con más de 200 mil votos para favorecer a Hipólito Mejía en una convención que se usó el padrón semiabierto para escoger el candidato presidencial.
“El padrón semiabierto permitió la inclusión de decenas de miles de peledeístas y votaran en la convención sin ningún tipo de restricción”, afirmó Vargas para ese entonces.
Probablemente la experiencia de Vargas explique el rechazo de Abinader al padrón abierto, pues las encuestas lo dan favorito para ganar las elecciones del 2020 dentro y fuera de su partido. También la experiencia explica los motivos que tiene Mejía para preferir el padrón abierto, pues es donde tendría mayor posibilidad de ganar la candidatura a Abinader.
Los oponentes de ese sistema han denunciado como algo “sospechoso” que el Senado en la segunda lectura eliminara el párrafo dos del artículo 42 del proyecto que mandaba a hacer un padrón de concurrentes por cada partido político para evitar que un mismo elector vote por dos partidos diferentes.
¿Es posible la mudanza de votantes en elecciones simultáneas?
En las pasadas elecciones hubo resultados que no dejaron de sorprender como el del Partido de Unidad Nacional (PUN), que fue decisivo para la senaduría de Puerto Plata y El Seibo, las únicas que ganó el Partido Revolucionario Moderno (PRM). En Puerto Plata el PUN obtuvo 11 mil nueve votos y en El Seibo 3 mil 468, lo que permitió la victoria de Santiago Zorrilla.
Otro hecho que llamó la atención es el del Bloque Institucional Socialdemócrata (BIS) que es un aliado tradicional del PLD, pero en San José de Ocoa optó por ir solo en el nivel congresual.
El BIS ganó la senaduría con Pedro Alegría como candidato, que había perdido ese cargo en las elecciones del 2010 postulado en ese entonces por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD). Cuando le tocó votar en el Senado lo hizo a favor de las primarias abiertas contrario a la línea de su partido, el BIS que aboga por el método de elección de candidatos lo decidan los partidos.
Con primarias un sector controlaría el sistema
Luis Abinader ha sostenido que el objetivo que esconden los promotores de las primarias abiertas “es que eso podría dar lugar a que, mediante el abuso de los recursos del Estado, se quiera contaminar la voluntad de los miembros de los partidos e influir otros partidos”. El temor de los oponentes internos y externos es que el peso del poder termine influyendo en la configuración del sistema de partidos a través de las primarias abiertas por la capacidad de movilización que afirman les da el Estado a quienes tienen el poder. Quienes sostienen esa tesis afirman que las primarias abiertas se prestarían para hacer componendas entre los partidos para colocar candidaturas estratégicas y así aniquilar los oponentes internos y externos e incluso fortalecer o disminuir partidos políticos en función de los intereses de quien controle el poder.
-ElCaribe-