Estévez, quien es pescador y buzo desde los 12 años, se encontraba esa tarde pescando junto a su hija de nueve años y un primo, como tiene por costumbre, alrededor del puente Juan Carlos, en la autopista Las Américas.
Ezequiel Fernando, el familiar que le acompañaba, reveló que la adolescente llegó al lugar vestida con uniforme deportivo, mochila y un bulto de comida en las manos. Según cuenta, mientras caminaba le caracterizaba una mirada de preocupación y un rostro cabizbajo.
Minutos después, los gritos denotaron las llamadas de auxilio de decenas de personas que se agrupaban en las orillas del mar. En ese momento, Fernando se percató de lo que estaba ocurriendo e inmediatamente llamó a su primo para contarle lo que estaba sucediendo.
Al dirigirse a la zona, la hija del buzo rápidamente presenció la escena donde la adolescente agitaba los brazos en señal de desesperación. Fue ahí donde la niña le suplicó que la rescatara.
“Solo hizo falta escuchar las palabras de mi hija, ella sabe que eso es lo que sé hacer. No iba a poder decirle que no, tuve que tirarme”, explicó Luis Alberto mientras miraba a su hija.
El pescador narró cómo en fracciones de segundos se quitó los zapatos y el pantalón que le vestían. Se lanzó al mar, donde se enfrentó con las “enfurecidas” olas que caracterizaron al mar ese día, relató cómo la corriente de viento se hacía cada vez más fuerte y cómo el oleaje chocaba con las rocas de la orilla.
“Ayúdame, no me quiero ahogar”, “estoy cansada, ayúdame” rogaba insistentemente la adolescente al enfrentarse durante casi dos horas con el movimiento brusco de las aguas. A la llegada de los rescatistas del cuerpo de bomberos y la Armada Dominicana comenzaron a cuestionarle los motivos que la llevaron a cometer tan grave acto. Mientras les contaba, el valiente joven percibió inmediatamente que sus palabras estaban dotadas de incoherencia.
“Al principio lo atribuyó al maltrato que recibía de su madre. Luego, reveló que era lesbiana”, dijo Luis Alberto.
Primer rescate del buceador
Hace ocho años, Luis Estévez se encontraba en las orillas del mar con la intención de pescar. Mientras estaba tumbado en el suelo vio a una mujer lanzarse a las aguas del mar.
En ese instante, pensó que se había tirado con la intensión de bañarse, pero al verla agitarse desesperadamente se percató que se trataba de un suicidio. Su conocimiento y destreza en las aguas le permitieron salvar a la mujer de unos 30 años.
SU INGRESO AL CUERPO DE BOMBEROS
El día de ayer, el joven fue contactado por el Cuerpo de Bomberos para integrarse a partir de hoy al equipo de rescate de la entidad. A pesar de su agradecimiento reveló que se encuentra preocupado por el sueldo que devengan los rescatistas, considerando que este no le permitiría responder a las necesidades básicas de su familia.
-elcaribe-