Así lo indica el informe ‘Acelerar el progreso hacia la reducción del embarazo en la adolescencia en América Latina y el Caribe’, publicado ayer por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa).
En su Reporte Anual del 2016, el Fondo de la Población de las Naciones Unidas había anunciado que América Latina y el Caribe era la región con más embarazos no planeados del mundo (56 por ciento).
Según el informe ‘Acelerar el progresoÖ’, en nuestra región la mayoría de los países con las tasas más elevadas de fecundidad adolescente están en América Central, encabezados por Guatemala, Nicaragua y Panamá. En el Caribe, son República Dominicana y Guyana los que tienen los índices más elevados; y en América del Sur, Bolivia y Venezuela registran las mayores tasas. Además, América Latina y el Caribe es la única región del mundo con una preocupante tendencia ascendente de embarazos en chicas menores de 15 años, según este estudio. Se estima que, cada año, un 15% de los embarazos de la región son de menores de 20 años y dos millones de niños nacen de madres con edades entre los 15 y los 19 años.
Aunque en los últimos 30 años la tasa de fecundidad total ha disminuido en la región, las cifras entre adolescentes solo se han reducido ligeramente. La tasa de fecundidad (número de nacimientos por 1.000 mujeres) descendió en la mayor parte de los grupos de edad en mujeres adultas hasta la mitad o menos que en el período 1980-1985, pero las cifras entre las adolescentes disminuyeron de manera más lenta (de 88,2 a 66,5).
“Las tasas de fertilidad en adolescentes siguen siendo altas. Afectan principalmente a las poblaciones que viven en condiciones de vulnerabilidad y muestran las desigualdades entre y dentro de los países”, indicó la directora de la OPS, Carissa F. Etienne. “El embarazo en la adolescencia puede tener un profundo efecto en la salud de las niñas durante su curso de vida. No solo obstaculiza su desarrollo psicosocial, sino que se asocia con resultados deficientes en la salud y con un mayor riesgo de muerte materna. Además, sus hijos están en mayor riesgo de tener una salud más débil y caer en la pobreza”, agregó.
La mortalidad materna es una de las principales causas de muerte en las adolescentes y jóvenes de 15 a 24 años en la región. En 2014, fallecieron cerca de 1.900 adolescentes y jóvenes como resultado de problemas de salud durante el embarazo, el parto y el posparto.
Cada año quedan embarazadas en el mundo 16 millones de adolescentes de esas edades y dos millones menores de 15 años. La tasa mundial se estima en 46 nacimientos por cada 1.000 chicas de entre 15 y 19 años.
A nivel global, el riesgo de muerte materna se duplica en las embarazadas menores de 15 años en países de ingreso bajo y mediano. Las muertes perinatales (que preceden o siguen inmediatamente al nacimiento) son un 50% más altas entre los hijos de madres menores de 20 años comparado con los nacidos de madres de 20 a 29 años.
(ListinDiario)