“Aunque siempre he visitado la Iglesia, ahora he buscado más de Dios para superar todo lo ocurrido”, declaró Soto Peguero a reporteros de Diario Libre.
Cuestionó que se le juzgue después que acudiera a los medios de comunicación para que la ayudaran a contactar la embajada británica en el país para que le hicieran el viaje de regreso a Bailey, a quien, reiteró, tuvo que cubrirle todos los gastos durante un mes y 14 días.
Afirmó que se ha mantenido a la expectativa, a través de los escritos de prensa, del estado de salud del extranjero.
Según dijo, no estará tranquila con ella misma hasta que el ciudadano ingles este de regreso en su nación.
“Aunque ya no está aquí con nosotros, si a ese señor le pasa algo yo sería la responsable”, agregó.
Continuó diciendo: “Me da pena con él, pero no tengo condiciones para tenerlo... no quería irse de aquí cuando se lo entregué a las autoridades del Ministerio Público”.
Soto dijo esperar que otras mujeres tomen el ejemplo de lo ocurrido con ella para que no cometan ese mismo error.
Durante el tiempo que duró en la comunidad, Hato de Castillo, de este municipio, el británico fue acogido por los vecinos, con los cuales compartía en actividades recreativas y religiosas.
“El británico se la pasaba paseando por las calles de la comunidad, compartía con los jóvenes en cada esquina y jugaba con los niños”, relató Kelvin Méndez, uno de los vecinos del lugar.
(DiarioLibre)