Los testimonios recogidos reconstruyen la acción trágica. Establecen que la pareja tenía problemas porque el hombre no cumplía con la manutención de los dos hijos procreados durante cuatro años de relación.
Llevaban seis meses separados; ella y los niños fueron a vivir donde su madre, mientras él se quedó viviendo solo, cerca, en Sabana de la Maya, en el distrito municipal de Los Botados, Yamasá, Monte Plata, donde ocurrió la tragedia.
Ante el incumplimiento del sargento, Aurelina le puso una pensión. El suboficial tenía que pagar a finales de este mes, pero dijo que no lo haría hasta principios del próximo.
De la Cruz tenía 36 años, había procreado tres niñas con su primera mujer, y laboraba en el Metro de Santo Domingo.
En sus días libres recogía a los dos niños que tuvo con Aurelina, y los llevaba a su madre, Blasina de la Cruz, quien reside en la misma comunidad.
La noche trágica. De la Cruz abandonó sus labores el jueves a las 10:30 de la noche, tomó una pistola y se fue a Yamasá.
Llegó a la casa de Juana, procuró a Aurelina, y mató a su exsuegra, de 44 años. Al ver esto, Aurelina corrió y se refugió en la casa del frente, donde vive su hermana Ana Cecilia.
El sargento la persiguió hasta allí, y el esposo de Ana Cecilia, Luis Canela, trató de interponerse pero el suboficial le disparó y lo hirió y a su niño de tres años, que ya estaba acostado. Entonces tomó con violencia a Aurelina y le disparó, matándola al instante.
Al ver la acción Ana Cecilia le gritó: “¡No, no lo hagas!”. Ese ruego, empero, no evitó lo peor: la muerte a tiros de su hermana, de 25 años.
Así cuenta esta familia que ocurrieron los hechos.
Poco después, De la Cruz se colgó de un árbol con los cordones de sus zapatos de militar. Su cuerpo fue encontrado la mañana de ayer.
Los cadáveres fueron enviados al Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), en el Hospital Marcelino Vélez Santana, en Santo Domingo Oeste, para los fines correspondientes.