Corría el mes de mayo de 1996 cuando los dominicanos descubrieron con horror como unos jóvenes fueron capaces de matar con saña a un inocente niño de 34 puñaladas. El asesinato de José Rafael Llenas Aybar, de 12 años y ultimado por un pariente y un amigo cercano a la familia, fue una especie de inicio de crímenes que marcarían a la sociedad dominicana para siempre y por los cuales ha exigido justicia hasta la saciedad. Han pasado 21 años y el panorama ha cambiado poco. Cada cierto tiempo ocurren crímenes con características similares: desapariciones de personas y posteriores hallazgos de sus cuerpos con signos de muertes crueles, algunas de las cuales tienen a la extorsión como su móvil.
Desde Llenas Aybar hasta el abogado y catedrático universitario Yuniol Ramírez, última de las víctimas, los dominicanos han sido testigos de asesinatos como el de los niños Eduardo Jourdain y Carla Massiel; la joven estudiante de arquitectura Lohara Tavarez Rosario; la abogada Paola Languasco y Emely Peguero, quien a sus 16 años estaba embarazada cuando fue brutalmente asesinada, entre otros.
Rafael Llenas y la crueldad
El niño José Rafael Llenas Aybar salió de su casa el 3 de mayo de 1996 con su primo Mario José Redondo Llenas y Juan Manuel Moliné Rodríguez (amigo del primero). El destino era supuestamente la plaza comercial La Bolera, ubicada en la avenida Abraham Lincoln, pero la realidad es que al lugar nunca llegaron. El cadáver del menor fue hallado al día siguiente con 34 puñaladas a orillas del río Lebrón, en el kilómetro 24 de la autopista Duarte. Posteriormente se supo que el menor era abusado sexualmente y se cometían con él ritos satánicos. Sus asesinos fueron condenados a 30 y 20 años de prisión. Moliné Rodríguez ya cumplió la condena y está libre. Por el caso hubo mucha presión social y en varias ocasiones los condenados solicitaron la libertad condicional, la cual siempre les era denegada.
El diácono Meregildo y sus dos víctimas
El 5 de febrero de 2005, el joven Joel Antonio Díaz fue reportado como desaparecido por su madre Antonia Díaz. En su declaración dijo que el diácono Meregildo Díaz Díaz era la persona con quien había tenido contacto por última vez. Poco después se supo que la esposa de Joel, Yaniris Sánchez, también estaba desaparecida. Los cuerpos de los esposos fueron encontrados descuartizados y quemados dentro de un tanque sellado con cemento. Por el asesinato fue condenado a 20 años de prisión el diácono, quien había dirigido el Centro Educativo Infantil Hainamosa y pertenecía a la orden de Terciarios Capuchinos. Según las investigaciones, el religioso dio muerte a los jóvenes porque lo estaban extorsionando con divulgar que lo habían visto sostener relaciones sexuales con un menor del centro. Se dijo que para pagar su silencio, Meregildo hacía costosos regalos a Joel y le había prometido entregarle la suma de RD$100 mil. En diciembre de 2016, Díaz Díaz solicitó libertad condicional, la cual le fue rechazada.
Dos niños, dos vidas
Aunque en fechas diferentes, el rapto y asesinato de los menores Eduardo Jourdain y Carla Massiel son dos cicatrices que además de sus familias la llevan la sociedad dominicana. Sus muertes, precedidas de sus desapariciones, mantuvieron en vilo a la población, la primera por varios días y la segunda por espacio de más de un año. Eduardo Jourdain fue raptado de su casa en el sector Invivienda el 14 de abril de 2012 y su cadáver hallado a orillas del río Isabela, en el sector La Trinitaria, del barrio Simón Bolívar. Estaba en estado de descomposición y tenía un paño dentro de su boca. De acuerdo al certificado médico, murió asfixiado, no fue abusado sexualmente y tenía 48 horas de muerto. En el caso de Carla Massiel Cabrera Reyes, de 10 años, su cuerpo fue hallado el 12 de agosto de 2016 a más de un año de su desaparición. Fue encontrado en el sector de La Cuaba, del kilómetro 23 de la autopista Duarte. Su misteriosa desaparición se produjo el 25 de junio de 2015 cuando supuestamente estaba en un culto evangélico junto a una hermanita. Eran como las 7:00 de la noche, de acuerdo a reportes de la noticia. Se dijo que su cadáver no tenía órganos, lo que provocó pánico en la población y el allanamiento de la Clínica Integral. Por ninguno de los dos casos hay condenados. Por el expediente del menor Eduardo hubo un descargo y en el caso de Carla se está en el proceso judicial con varias personas sometidas.
Inquina con el cuerpo de Lohara
El crimen de Lohara Taveras estremeció a la población de San Francisco de Macorís, que tomó las calles por meses en reclamo de justicia. La joven de 19 años y estudiante de arquitectura fue raptada. Fue asesinada el jueves 5 de noviembre de 2009 y su cadáver tirado en unos arbustos de la comunidad Las Cejas. Su cuerpo tenía golpes contundentes en el rostro provocados con una tijera, destornilladores, fue ahorcada con un cordón y un pedazo de tela y al momento de ser hallado estaba envuelto en una lona. De acuerdo a las investigaciones, fue mandada a asesinar por María Magdalena Marizán Flores, disgustada por la amistad de su hija con ésta. La mujer cumple prisión de 20 años de cárcel por el asesinato, como autora intelectual, y Víctor Alfonso Brito Vásquez, alias “El Guachi’, fue condenado a 30 años, pero años después fue ultimado a tiros durante un intento de fuga del Centro de Corrección y Rehabilitación de Internos Vista al Valle en San Francisco de Macorís.
Paola y su cita con la muerte
Paola Languasco fue asesinada de varios golpes y su cadáver tirado en una alcantarilla amarrado y envuelto en fundas plásticas. Fue hallado el 24 de abril. Por el crimen se culpa a Ambiórix Nepomuceno Rodríguez, con quien días después del hallazgo del cuerpo huyó del país. Todo comenzó el 6 de abril de 2015 cuando su familia reportó que la abogada estaba desaparecida desde que salió de su casa en Puerto Plata con destino a Santiago, donde se reuniría con el domínico- español, a quien había conocido supuestamente por las redes sociales. La mujer tenía tres hijos y era propietaria de un bar-restaurante. El imputado está preso en España, donde purga una condena por narcotráfico, pero fue pedido en extradición por las autoridades dominicanas.
Supuestamente pagó a Lariel Pichardo Marte (Colita), Luciano Antonio Suriel Mármol (Gilberto) y Cristino Antonio Mármol Núñez (Franklin) para que mataran a la mujer y desaparecieran el cadáver. El móvil del crimen no está claro, pero se supone que estaban compartiendo en su apartamento cuando ocurrió.
Fernelis y el sacerdote Elvin
Fernelis Carrión, de 16 años, fue otro de los casos en los que primero se reportó su desaparición y luego encontraron su cadáver. Por su muerte se culpa al sacerdote Elvin Taveras Durán, quien según las investigaciones lo asesinó porque lo estaba extorsionando con revelar unas imágenes que tenía de ambos en un celular mientras mantenían relaciones íntimas. Según dijo, sostenían una relación sexual desde hacía tres años y le había dado dinero en varias ocasiones para que no revelara el secreto. Las sumas entregadas presuntamente fueron de RD$180 mil y luego RD$10 mil y quedó pendiente de darle otros RD$180 mil cuando lo mató, crimen ejecutado a martillazos y puñaladas en la casa parroquial de la iglesia Santa Cecilia, en Santo Domingo Este, según consta en el expediente acusatorio. La última vez que se vio con vida a Fernelis fue el viernes 4 de agosto de este año. Su cadáver fue hallado el martes 8 del mismo mes en la carretera que conduce a Sabana Grande de Boyá. Por el caso, el suspendido sacerdote guarda prisión preventiva de un año.
Emely, la muerte que estremeció al país
El asesinato de Emely Peguero, de solo 16 años y embarazada, logró unir al país, sin importar clases sociales, en un solo clamor: justicia. Su muerte fue dura y una tortura no solo para su familia, sino para toda la población desde que se dio a conocer su desaparición, el 23 de agosto de este año hasta que su cuerpo fue encontrado el 31 de agosto del mismo año. Emily murió por un golpe contundente en la cabeza y una perforación en el útero a causa de un aborto que le hicieron. Su cuerpo fue hallado en estado de descomposición dentro de una maleta abandonada en una carretera en la comunidad Cayetano Germosén, Moca, provincia Espaillat. Por el caso está acusado quien era su novio, Marlon Martínez y la madre de éste, Marlin Martínez, quien era subdirectora de Pasaportes y fue destituida por el Presidente. También fue expulsada del Partido Revolucionario Dominicano. Los imputados llegaron a simular que estaban buscando a la joven que ya estaba muerta, incluso Marlon grabó un video en youtube, en el cual le pedía que volviera. El móvil del asesinato supuestamente fue que la madre del joven no quería la relación con la víctima y menos que tuviera ese hijo porque le iba a echar a perder su futuro. La consideraba muy poca cosa para su vástago, a quien soñaba con mandarlo a estudiar al extranjero.
Yuniol Ramírez y el macabro hallazgo de su cuerpo
La desaparición y muerte del abogado y catedrático universitario tomó por sorpresa al país, pues pocas horas después de que su familia dio a conocer la situación, su cadáver fue hallado en un río en el sector Manoguayabo. Tenía un tiro en un ojo y su cuerpo estaba atado a dos blocks con una cadena gruesa. La imagen golpeó y causó dolor a todos esa tarde del jueves 12 de este mes. Yuniol fue raptado el día anterior, miércoles 11, cuando estaba en la Universidad Autónoma de Santo Domingo -UASD-, donde impartía docencia. Al otro día se produjo el macabro hallazgo. Por el caso están detenidos Manuel Rivas, quien fue destituido como director de la Omsa, y otros empleados de la entidad Eddy Rafael Santana Zorrilla, José Antonio Mercado Blanco; así como el director financiero de la Omsa, Faustino Rosario Díaz; también el empresario Eddy Santana. De acuerdo al expediente acusatorio, a Yuniol lo mataron Argenis Contreras González (prófugo) y José Antonio Mercado Blanco, alias “El Grande”. Todavía no está claro el lugar donde lo ultimaron, pues sus familiares afirman que fue en el campus de la UASD, mientras los interrogatorios indican que fue en el kilómetro 9 de la autopista Duarte dentro de la camioneta en que fue plagiado. El móvil del crimen, según las investigaciones del Ministerio Público, fue una extorsión que éste le hacía a Rivas para lo cual habían acordado el pago de RD$4 millones, de los cuales habría recibido RD$1 millón, versión que es rechazada por sus parientes.
(ElCaribe)