El naranja intenso de sus uniformes permite identificarlos desde lejos: se trata del Voluntariado de la Defensa Civil de la República Dominicana.
Hombres y mujeres que con sus manos buscan entre los escombros con la esperanza de encontrar vida, y cuyo pago es la satisfacción que les deja su noble labor.
Delfín Rodríguez lleva 31 años sirviendo en la Defensa Civil. Entró como voluntario y hoy es jefe de Operaciones del organismo de socorro. Indica que hasta el momento la entidad tiene inscrito alrededor de 8 mil voluntarios.
No obstante, en operaciones especiales como en Semana Santa, muchas personas, se ponen a la disposición. Entonces, se identifican sus habilidades y capacidades y se colocan donde sean útiles. Explica que hay momentos que han contado con 14 mil voluntarios.
La niña encontrada en el televisor
Cada uno tiene impresionantes anécdotas que contar, de las cuales algunos compartieron con este medio. Miguel Arias Encarnación tiene 25 años en el Voluntariado. Una de las experiencias que más recuerda la tuvo en el terremoto de Haití, en 2010, cuando buscando entre los escombros junto a sus compañeros ,a cinco días del sismo que destruyó gran parte de Puerto Príncipe, encontró una bebé con menos de un mes de nacida aún con vida.
“Ella estaba debajo de un caparazón de un televisor. Fue como un milagro. Fue algo accidental; tratando de quitar los escombros la encontramos súper deshidratada, pero con vida” relata.
Ser socorrista es para personas arriesgadas; muchos desafíos se presentan en cada misión. El hombre de 39 años cuenta que cuando tenía 16, recibió un golpe en la cabeza de una fuerte rama de un árbol que estaba cortando, dejándolo inconsciente por más de una hora.
Arias ha ganado el respeto de sus compañeros. A la edad de 12 años entró a la Brigada Junior de la institución, la cual no está en operación por asuntos de protección al menor. Aunque los riesgos no son pocos, indica que la Defensa Civil los capacita para preservar su vida y la de personas en peligro.
Iván Fernández fue el primer socorrista que se lanzó a las aguas del mar Caribe a recuperar los cuerpos de los dos pilotos del trágico accidente del “Show aéreo”, ocurrido el domingo 7 de abril de 2013. Fernández entró a la Defensa Civil en 1994 y con la misma pasión con la que ingresó, permanecía ayer en el edificio central ubicado en la Plaza de la Salud, Distrito Nacional, en espera de salir a donde se necesite.
“Nosotros nos tiramos al agua sin saber si va a venir un tiburón y se va a llevar a uno. Nosotros lo hacemos por vocación”, enfatizó. El socorrista formó parte de la brigada que se desplazó a San Juan de la Maguana en la “tragedia de Mesopotamia”, que cobró la vida de una cantidad indeterminada de personas, cuando el Huracán Georges, en septiembre del 1998. “Allá había muchos muertos y el lodo tapó las casas y dentro de ellas había muchas personas muertas”, recuerda.
El también entrenador de natación, oficio remunerado al que se dedica, conoce bien la zona del Bajo Yuna, lugar donde ha asistido en tiempos de tormentas.
“Casi pierdo la vida”
Recuerda que en la búsqueda de un grupo de personas declaradas desaparecidas en este lugar estuvieron hasta el anochecer. “Cuando nosotros llegamos, había personas agarradas de árboles y el río llevándose todo lo que encontraba a su paso. Yo me tiré al río y le dije a una señora que se agarrara de mí, pero ella perdió fuerza y se me estaba soltando, entonces con una mano agarré la cuerda y con la otra a la señora. En eso, un guardia me ayudó, pero iba a perder la vida”, narra. Fernández ha recuperado varios cadáveres del río Ozama de personas que se lanzaron de puentes, pero también ha salvado muchas vidas en el agua.
En esta labor, existe el voluntario activo, persona que ofrece servicio un día a la semana o al mes(los de comité se reúnen dos veces por semana) y el pasivo, que se integra en operativos especiales o situaciones de emergencia.
En operativos especiales, que sea necesario el desplazamiento al interior del país, estos socorristas reciben un viático para cubrir las necesidades del día.
No solo están presentes en desastres naturales, también se les puede ver en actividades públicas como conciertos, organizando rutas de evacuación ante cualquier emergencia presentada.
A nivel nacional, la Defensa Civil tiene 334 estaciones, con un personal de gran valor y sentido humano.
(ElCaribe)