El joven que pasó de “limpiavidrios” a miembro de la Policía Municipal del Distrito Nacional, afirma que su vida comenzó a cambiar y que está dispuesto a no estancarse como hizo en ese oficio durante años.
“Yo vine a avanzar”, dijo con seguridad Robertico Yosef Andrés, de 27 años, quien desde los diez años estuvo en las calles buscando unas monedas diarias para su sustento.
Robertico está casado y dentro de unos meses será padre, y esa realidad es la que lo ha empujado a aceptar la propuesta del cabildo de la ciudad para dejar de limpiar vidrios y tener un empleo.
Trabajó en la construcción y en varias ocasiones como vigilante y en mantenimiento de condominios, por lo que afirma que esta es su oportunidad, además de que tiene la disposición de salir adelante.
Sus comienzos
Robertico comenzó como “limpiabotas” con el fin de ganar algo de dinero. Hijo de un ama de casa y un trabajador de la construcción, decidió dejar la escuela a los 11 años y salir a las calles a limpiar cristales.
Un amigo le indujo al oficio, en el cual recaudaba diariamente entre RD$800 y RD$1,000, desde las 8:00 de la mañana hasta las 4:00 de la tarde.
“Viví muchas cosas, fui chocado mientras estaba limpiando cristales, el conductor disparó, pero por suerte no me hizo daño”, contó. Dijo que su familia le pedía que dejara ese oficio, y aún más después que uno de sus nueve hermanos falleciera tras ser atropellado mientras limpiaba cristales.
Esa fue su peor experiencia. Su hermano tenía 14 años y el conductor del vehículo huyó después del hecho, dejando su cuerpo en el pavimento en la avenida 27 de Febrero. Robertico pertenece a la Policía Municipal desde hace una semana. Trabaja en el área de los ascensores del ayuntamiento y dice estar agradecido por la oportunidad.
“Yo estaba en la calle limpiando cristales, comenzaron a coger los nombres y yo di el mío y al otro día nos explicaron el procedimiento y estamos aquí”, contó.
Trabaja de 8:00 de la mañana a 5:00 de la tarde y acude a la escuela pública del kilómetro 12 de la carretera Sánchez, de lunes a jueves. Ahora cursa el quinto de básica. “Es un cambio, a esta hora yo tuviera cogiendo un sol, o un boche o un carro que me choque, aquí no me dan boche y tengo hasta la manos frías”.
Afirma que continuará sus estudios y revela que ser policía ha sido parte de sus sueños.
“Mi mama está muy feliz y mi esposa también, es un cambio del cielo a la tierra, no es lo mismo estar aquí que estar allá afuera”, expresó
De los otros jóvenes limpiavidrios de la ciudad, Robertico dijo que es verdad que muchos se comportan de manera agresiva con los conductores, pero que no todos son así.
Dijo también que algunos no quieren salir de las calles por el dinero que diariamente recaudan, sobrepasando en ocasiones de los mil pesos diarios, pero les exhortó que se dejen ayudar y cambien sus vidas.
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