Niños pedigüeños "pican" mejor que en exterior cárcel de Najayo
Miguelito Paniagua (nombre ficticio) se aisló del grupo de niños y contó, entre papeletas y menudo, 1,400 pesos.


Le fue bien. Eran las seis de la tarde y el conductor de la yipeta Grand Cherokee, que salía de la cárcel de Najayo, donde visitaba a alguno de los presos distinguidos del caso Odebrecht, fue rodeado por el grupo, subió al vehículo, bajó el cristal y les entregó una dádiva.


Al morir la tarde, en la explanada frontal del recinto penitenciario aún quedaban varios vehículos de lujo estacionados. Poco a poco fueron saliendo sus propietarios. Un Mercedes Benz, una Lexus LX 570, y otras tres yipetas Toyota 4 Runner. Del otro lado de la vía, dos mujeres y un hombre permanecían acuclillados, atendiendo su negocio de mangos maduros y cocos de agua.

Miguelito Paniagua, gordito, poloshirt marrón y bermudas, intercambió algunas palabras descompuestas con otros de los chicos…

 

“Ya les di veinticinco pesos a cada uno…no hay más cuarto…”. Los niños, con edades entre 8 y diez años estaban risueños.

Cuando los propietarios de los vehículos se marchaban, los pedigüeños repetían la misma rutina, corrían detrás de ellos, algunos aceleraban los pasos, hombres bien vestidos, mujeres de pelos sueltos, ninguno de ellos fue indiferente. Todos dejaron su menudito.


A Miguelito Paniagua no le importó que los reporteros de LISTÍN DIARIO estuvieran apostados ahí, en la misma acera de los vendedores de mangos y cocos de agua para detenerse a contar su dinero, un número indistinto de papeletas de 50 pesos.


“¿Y les fue bien hoy?, preguntó de manera informal el periodista.

“Sí, piqué 1, 400 pesos… tuvo bien…pero mañana nos irá mejor…

“¿Por qué les irá mejor, mañana?”…

“Los domingos son días de visita y ahí es que se mueve gente y muchos son tacaños,  pero otros sueltan los chelitos….”.

Miguelito dijo que le había ido bien porque estaba “fajao" desde las ocho de la mañana.


Yo vine a las cuatro, no pude venir más temprano…, dijo Francisquito, otro de los muchachitos

El periodista se aproximó para hacerle otra pregunta, siempre informal, sin ánimo de abrumarlos.


“Cuidado si ustedes quieren picar algo también”, dijo Francisquito. El fotógrafo no pudo resistir la risa…

Y lanzó la pregunta… ¿Y ahora ustedes pican mejor que antes?

No tardó en responder un simple “Sí”.

Era la panorámica que ayer sábado se presentaba en los alrededores de la cárcel de Najayo. Encima de la garita, uno de los agentes penitenciarios lanzaba la mirada hacia todas partes; un control visual de altura.


Allí están presos los imputados de recibir los sobornos de la constructora brasileña Odebrecht. Este lunes tendrán dos semanas pernoctando en ese recinto, donde cumplen la medida de coerción impuesta por el juez de la jurisdicción especial Francisco Ortega Polanco.


(Fuente: Listin Diario)

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Escrito Por Redaccion M
Sunday, June 25, 2017
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