Uno de los suicidios ocurridos en el periodo en cuestión fue el del joven José Enrique Sosa, de 21 años de edad. El 12 de marzo de 2017 aprovechó que estaba en la soledad del patio de su casa, tomó una cuerda, la amarró en una enramada y luego se ahorcó.
Ese hecho ocurrió en una comunidad de la provincia Hato Mayor del Rey y se presume que se quitó la vida por problemas pasionales con su pareja.
De acuerdo con la información oficial, la mayoría de los suicidios (30% del total), fueron por ahorcamiento, seguido por los envenenamientos. El uso de armas de fuego para suicidarse pasó a ser la tercera causa de esas muertes.
Algunas instituciones de psicólogos recomiendan tomar medidas para evitar que esas muertes sigan en aumento. De acuerdo con información de la Fundación Ángeles de la Guarda, el 80% de las personas que han intentado suicidarse o piensan hacerlo dan señales claras que permiten determinar que un individuo ha perdido el interés en seguir viviendo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada suicidio es una tragedia que afecta a familias, comunidades y países y tiene efectos duraderos para los allegados del suicida.
Ese organismo además establece que el suicidio es un fenómeno global que se puede producir a cualquier edad, y en 2015 fue la segunda causa principal de defunción en el grupo etario de 15 a 29 años en todo el mundo.
Factores de riesgos que desencadenan suicidio
Si bien el vínculo entre el suicidio y los trastornos mentales relacionados con la depresión y el consumo de alcohol está bien documentado en muchos países, muchos suicidios se producen impulsivamente en momentos de crisis que menoscaban la capacidad para afrontar las tensiones tales como los problemas financieros, las rupturas de relaciones y enfermedades crónicas.
(ElCaribe)