El inesperado avance de Bolsonaro el domingo hizo que se desvanecieran las esperanzas de una rápida resolución de las profundamente polarizadas elecciones en la cuarta democracia más grande del mundo.
Con el 99,99% de las máquinas electrónicas de sufragio escrutadas, Lula obtuvo el 48,43% de los votos frente al 43,20% de Bolsonaro. Como ninguno de los dos obtuvo la mayoría de los apoyos, la carrera va a un balotaje el 30 de octubre.
La carrera ha resultado ser más ajustada de lo que sugerían la mayoría de las encuestas, lo que ha revitalizado la campaña de Bolsonaro después de que éste insistiera en que las encuestas no eran fiables. Si logra una remontada, rompería con una ola de victorias de los izquierdistas en toda la región en los últimos años, incluyendo México, Colombia, Argentina y Chile.
Aumentando las tensiones en Brasil, Bolsonaro ha hecho ataques infundados a la integridad del sistema de votación electrónica de Brasil y ha sugerido que podría no admitir la derrota. El domingo por la noche, se mostró confiado en que la victoria estaba al alcance de la mano y evitó criticar el sistema de votación.
"Planeo hacer las alianzas políticas correctas para ganar esta elección", dijo a los periodistas, señalando los significativos avances que su partido logró en el Congreso en las elecciones generales.
Los aliados de derecha de Bolsonaro ganaron 19 de los 27 escaños en juego en el Senado y los resultados iniciales sugieren una fuerte demostración de su base en la cámara baja.
El fuerte resultado de Bolsonaro y sus aliados, que se sumó a la presión sobre Lula para que virara hacia el centro, llevó a banqueros y analistas a esperar un impulso a los mercados financieros brasileños el lunes tras el sorprendente resultado del domingo.
Lula dio un giro optimista al resultado, diciendo que esperaba otro mes de campaña y la oportunidad de debatir con Bolsonaro cara a cara.
Sin embargo, dentro de su campaña había una clara frustración por no haber alcanzado la estrecha mayoría prevista en algunas encuestas, junto con los débiles resultados en las elecciones estatales fuera del tradicional bastión del partido en el noreste del país.
"Hubo un claro movimiento de votos en el sureste, más allá de lo que las encuestas e incluso la campaña lograron detectar", dijo una fuente de la campaña bajo condición de anonimato debido a lo delicado del asunto.
El apoyo a los distantes terceros y cuartos lugares también se quedó corto respecto a las encuestas recientes, lo que sugiere que algunos de sus partidarios pueden haber cambiado a Bolsonaro cuando llegó el momento de votar.
La senadora centrista Simone Tebet, que obtuvo el 4,16% de los votos, y el exlegislador de centro-izquierda Ciro Gomes, que consiguió el 3,04%, dijeron el domingo por la noche que anunciarían sus decisiones sobre los apoyos en los próximos días.
Con el impulso a favor de Bolsonaro, Lula podría necesitar toda la ayuda posible.
"Claramente el bolsonarismo fue subestimado", dijo el senador Humberto Costa, militante del Partido de los Trabajadores de Lula.
(Información de Lisandra Paraguassu en São Paulo y Maria Carolina Marcello en Brasilia; información adicional de Eduardo Simões en São Paulo y Ricardo Brito en Brasilia; escrito por Anthony Boadle; editado en español por Benjamín Mejías Valencia)