Zaide Cinto lleva 19 años viviendo en Nueva York, desde que se despidió de su natal México junto a su niño mayor, y además de los muchos infortunios que, según relata, ha tenido que sortear en la Gran Manzana, como la pérdida de su visión, asegura que el asma ha estado presente en su vida y la de su familia, como un fantasma que no da señales de quererse ir del todo.
La madre de familia afirma que además de su hijo mayor, quien hoy ya es adulto, sus pequeños Maddox, de 13 años y Bradd, de 12, han sentido en carne propia desde que eran apenas unos bebés, los efectos del asma. Ella insiste que la pesadilla del concierto de síntomas de sus niños, que incluyen opresión en el pecho, tos incontrolable, problemas para respirar y esos silbidos angustiantes al exhalar, comunes en personas asmáticas, son parte de un mal que las autoridades de salud han descuidado, o al menos “no han tratado con la urgencia” que se merece.
Y es que tras la pandemia del COVID-19, que ha requerido que los estamentos de salud municipales se enfoquen en ese mal, la madre mexicana insiste en que otras enfermedades preocupantes que por décadas han estado en comunidades vulnerables como la suya, en el Sur de El Bronx, han sido desatendidas y dejadas a un lado.
“Yo sí que puedo decir que he batallado toda mi vida, no solamente con el asma, sino con la falta de atención, porque en la mayoría de hospitales no toman en serio este mal, que tienen mis tres hijos varones”, asegura la mexicana, narrando que el principal problema con el que ha debido lidiar ha sido la falta de apoyo real por parte de centros clínicos, que la eduquen en su idioma sobre esta enfermedad y que haya recursos para que sea un mal contra el que se luche con la misma fuerza con la que se ha peleado contra el coronavirus.
“A mi me tocó que aprender sobre el asma a la fuerza y solita. Con mi hijo mayor sufrí mucho y luego los dos menores salieron igual y yo ya sin poder ver, solo les oía esa tos fea que no los dejaba dormir, y por años los llevaba de urgencias a los hospitales y me decía la doctora del Governeur que estaban bien, que no tenían nada, hasta que el mal se les fue empeorando”, se queja la inmigrante.
“Se hubieran podido haber muertos mis hijos, y al final me tocaba era sacarlos adelante con agua caliente y VapoRub, porque nunca me dieron una pompa de inhalador para controlarles los ataques de asma”, agregó Cinto.
La mexicana contó que además de la falta de atención rigurosa y campañas efectivas sobre el asma, vivir en el Sur de El Bronx, donde está desde el 2004, también afecta la salud de sus niños, pues cerca de la autopista donde reside hay mucho humo de automóviles y en su edificio los inquilinos fuman de manera indiscriminada.
“Creo en realidad que ahora se están fijando mucho en la pandemia y no en enfermedades como el asma, pero ambas tienen que ver. Creo que no están haciendo prácticamente nada sobre eso y no hablo solo por mí sino por historias parecidas de amigos y vecinos que he conocido. Con excepción del Hospital Bellevue, que está hasta Manhattan, por aquí no hay ayuda sobre el asma”.
“A los asmáticos los están ignorando”
Consuelo Martínez, quien tiene dos niños de 9 y 11 años, también asmáticos, manifiesta la misma queja. La madre de familia asegura que después de la pandemia, algunos sitios de la ciudad que solían prestar ayuda para personas con asma no volvieron a atender en persona sino solamente con grabaciones telefónicas.
“Hay uno por la calle 110 que uno llama y llama y solo dan la opción de citas telefónicas, pero eso no funciona. Siento que a los asmáticos los están ignorando y pienso que la pandemia lo que mostró es que hay un montón de enfermedades que no se pueden descuidar sino que hay que redoblar la atención”, dijo la preocupada madre, quien afirma tratar a sus hijos con Varias recargas de Salbutamol que guardó.
Y aunque las autoridades de salud de la Ciudad de Nueva York afirman que el asma es un mal considerable en la Gran Manzana, admiten que desde hace casi cinco años no tienen reportes completos sobre el seguimiento a esa enfermedad, que en el 2017 mostraba con preocupación la existencia de 158,000 niños menores de 13 años con probelmas de asma, en gran proporción latinos.
En sus datos del 2017, el Departamento de Salud de la Ciudad (DOHMH) reveló que casos como los de Zaide Cinto y Consuelo Martínez habían convertido al condado de El Bronx en el sitio de Nueva York con mayor número de niños asmáticos que llegaban a 50,000 es decir el 17.5% de menores enfermos. Asimismo, dicho reporte señalaba 39,000 casos en Brooklyn, 37,000 en Queens, 24,000 en Manhattan y 8,000 en Staten Island. Los vecindarios más afectados son Hunts Point-Mott Haven, High Bridge Morrisania y East Harlem.
¿Qué ha pasado con el asma entre niños latinos?
Desde 2017 se desconoce con precisión qué ha pasado con el asma (una enfermedad pulmonar crónica de largo plazo, que afecta las vías respiratorias) entre los niños en los últimos años en Nueva York, pero el DOHMH reconoce que la enfermedad sigue afectando de manera desproporcionada a los niños latinos y negros, así como a aquellos que residen en vecindarios de alta pobreza.
El reporte “Health of Latinos in New York City”, publicado en 2017, reveló que más de uno en cada seis niños latinos entre las edades de 0 a 12 años sufría de asma y que uno de cada cuatro niños latinos en la escuela secundaria tiene asma, es decir el 28%.
“El condado más afectado por el asma sigue siendo El Bronx. Históricamente, los niños que residen en El Bronx han experimentado consistentemente tasas más altas de visitas a salas de emergencia relacionadas con el asma y hospitalizaciones en comparación con todos los demás condados de la ciudad de Nueva York”, aseguró Pedro Frisneda, vocero del Departamento de Salud de la Ciudad, citando aquel reporte.
“Si bien hubo una ligera disminución en hospitalizaciones relacionadas con el asma durante la década de 2006 a 2016, aún existe una marcada disparidad entre El Bronx y todos los otros condados de la ciudad de Nueva York”, agregó el funcionario del DOHMH.
Un análisis del Centro Furman de la Universidad de Nueva York del año pasado, también mostró que El Bronx sigue siendo líder en la ciudad en casos de asma, mal del que destacaron, pone en mayor riesgo a quienes la padecen de tener afecciones serias de COVID-19.
“Las condiciones de salud subyacentes pueden contribuir a la diferencia en las tasas de mortalidad debido a COVID-19. Los residentes de El Bronx tienen tasas más altas de algunas de las condiciones de salud subyacentes que colocan a las personas en mayor riesgo de casos graves de coronavirus. Entre los cinco condados, el Bronx tiene, con mucho, las tasas más altas de visitas al departamento de emergencias de asma (242.9 por cada 10,000 personas”, aseguró el reporte. “El Bronx ocupó recientemente el último lugar entre los condados del estado en términos de resultados de salud, así como factores de salud, incluidos factores sociales, económicos y ambientales y atención clínica”.
Nueva iniciativa para atacar esta mal
La asociación Montefiore-Einstein, destaca también con preocupación que las tasas de asma en El Bronx llegan a niveles de hasta el 25% en algunos vecindarios, al igual que revelan que las hospitalizaciones y muertes por ese mal en Nueva york ocupan el primer lugar en ese condado.
Y como una manera de abordar la problemática, a través de un nuevo enfoque comunitario para ayudar a que los niños controlen los síntomas del asma, Montefiore-Eistein anunció que pondrán en marcha una iniciativa en 40 escuelas públicas, charter y parroquiales de El Bronx.
La iniciativa “Evaluación del Programa de Control del Asma para promover la actividad estudiantil escolar” (Asthma-PASS), que contará con la participación de 416 estudiantes de entre 4 y 12 años y con una duración de cinco años y una inversión de $4.2 millones de dólares del Instituto Nacional de Salud al Albert Einstein College of Medicine y el Children’s Hospital at Montefiore (CHAM), busca dar nuevas herramientas a los niños, de manera directa, sobre el manejo del asma.
“Desarrollamos el estudio de Asthma-PASS, en colaboración con las escuelas primarias de El Bronx, los padres de los niños asmáticos y miembros de la comunidad. Luego realizamos un estudio piloto en cuatro escuelas que reveló un aumento de los días asintomáticos y de actividad física de los niños, un componente esencial para el tratamiento del asma”, dijo la doctora Marina Reznik, directora del programa. “Nuestro objetivo con esta ampliación del estudio es ver si podemos reducir los síntomas del asma entre los estudiantes urbanos considerados de alto riesgo”.
Dentro del programa Asthma-PASS, se realizarán talleres sobre el asma para el personal escolar y organizarán una semana de concientización sobre el asma en escuelas seleccionadas con todo tipo de actividades para reducir el estigma sobre la enfermedad y concientizar sobre ella a los estamentos escolares, herramientas básicas en el control del asma.
“En el estudio piloto de Asthma-PASS, nos sorprendió la creatividad de los niños para aprender y compartir información sobre el asma durante la semana de concienciación”, agregó Reznik. “Esperamos que todos los estudiantes que participen en el estudio lo entiendan como una forma atractiva y agradable de aprender a tratar su enfermedad y de mejorar su salud a largo plazo”.