El líder norcoreano Kim Jong Un lleva más de seis años sin visitar China, desde que llegó al poder sucediendo a su padre Kim Jong Il.
Pero se ha reunido en varias ocasiones con el presidente chino Xi Jinping y Pekín considera a Corea del Norte bajo su esfera de influencia.
De su lado, Estados Unidos y Corea del Sur son aliados, según un tratado, y unas 28.500 soldados estadounidenses están estacionados en ese país asiático para defenderlo de su vecino desde la guerra entre las dos Coreas (1950-1953).
Las sanciones internacionales contra Corea del Norte, que dice necesitar su armamento nuclear para evitar una invasión estadounidense, no le impiden desarrollar misiles de crucero.
Las conversaciones nucleares entre ambos países quedaron paralizadas tras el fracaso de la cumbre de 2019 en Hanói entre Kim Jong Un y el entonces presidente Donald Trump.
El departamento de Estado advirtió que el lanzamiento de Pyongyang "supone una amenaza" para sus vecinos y urgió al régimen a "implicarse en el diálogo".
Bajo el mandato de Kim, el Norte ha acelerado su evolución armamentística, pero no ha realizado ningún test nuclear ni ha lanzado ningún misil balístico intercontinental desde 2017.