En abril, cuando los muertos se contaban por miles en Nueva York, la funeraria se comprometió con los familiares de los fallecidos a manejar la crisis, pero en vez de eso, amontonó los cadáveres en pasillos y rincones de sus salas y en camiones de mudanzas de la empresa U-Haul.
Residentes y vecinos del área donde está la funeraria no pudieron aguantar el fétido hedor de tantos muertos y dieron parte a las autoridades que iniciaron una amplia investigación, concluida esta semana.
Los camiones estaban aparcados frente a la funeraria con alrededor de 300 cuerpos que se estaban descomponiendo y no hizo ningún esfuerzo para resolver la situación.
Los camiones de la referida empresa, no cuenta con sistemas de refrigeración porque son usados para transportar muebles y otros artículos.
Cleckley, se declaró no culpable ante el juez, alegando que él trató de hacer lo posible, pero no recibió suficiente ayuda del estado.