Los países del Grupo de Lima descartan la intervención militar para derrocar a Nicolás Maduro
No habrá intervención militar en Venezuela, como algunos quisieran y otros muchos temen, en especial en Colombia. La espada de Damocles sigue pendiendo sobre el régimen chavista, ninguna opción está cerrada, pero de momento no activarán la alternativa más controvertida y delicada.

En la Cumbre celebrada hoy en Bogotá, el Grupo de Lima, creado en 2017 e integrado por 14 países, excluyó el uso de la fuerza para derrocar la dictadura. En su lugar, decidió seguir por la senda del cerco diplomático, apretar un poco más las clavijas de las sanciones económicas y sumar aliados, como México y Uruguay, que aún ven con recelo los pasos dados. Al mismo tiempo, incentivar la huida hacia Colombia de efectivos de las fuerzas militares, el principal sostén de Nicolás Maduro y sus huestes, para debilitarlos.

"No es un dilema entre guerra y paz. El verdadero dilema en Venezuela es la continuación de la dictadura o el retorno de la democracia". Las palabras del presidente Iván Duque, pronunciadas antes de iniciar la reunión en la sede del ministerio de Exteriores, siguieron resonando entre quienes consideran que el mandatario colombiano sigue sin descartar, como la Casa Blanca, el recurso a una invasión desde Colombia o algún otro tipo de acción bélica, un reclamo que había realizado Juan Guaidó y Julio Borges, su delegado en el citado Grupo.

El presidente interino de Venezuela pretendía "una estrategia más determinante, definitiva e inmediata", que obtuviera un "desenlace en el corto plazo". Pero no será aún el camino que le ofrecen, aunque Estados Unidos sigue guardando ese as en la manga.

Ya lo dijo el vicepresidente Mike Pence durante su intervención. "Esperamos una transición pacífica hacia la democracia. Pero el presidente Trump lo ha dejado claro: todas las opciones están sobre la mesa". Agregó que a los presentes les une el "reconocimiento de que Nicolás Maduro es un usurpador que no tiene derecho legítimo al poder y debe irse". Y criticó la actitud burlesca del "usurpador" al bailar para celebrar la quema de los camiones con donaciones norteamericanas. "La lucha en Venezuela es entre dictadura y democracia, entre opresión y libertad", reafirmó.

El número dos de Washington animó a los gobiernos de México y Uruguay, entre otros, que aún promulgan el diálogo como la única y mejor salida pese a los permanentes fracasos, a que se sumen a los esfuerzos del Grupo para presionar con dureza a la dictadura. También exhortó a los países miembros "a congelar los activos de PDVSA", transferir los activos venezolanos en sus países al Gobierno de Guaidó y restringir los visados al círculo íntimo de Maduro. "Trabajaremos con ustedes para encontrar hasta el último dólar que han robado y devolverlo a la población venezolana".

Quizá para demostrar que los halcones norteamericanos siguen sobrevolando, EEUU dejó una rotunda advertencia a Maduro que se antoja innecesaria porque pocos esperan que lance un ataque a sus vecinos: "Sepan esto: Colombia es nuestro socio más importante en la región y cualquier amenaza a su soberanía o seguridad enfrentará la determinación de Estados Unidos".

En su turno, el presidente interino Juan Guaidó pidió un minuto de silencio por las víctimas mortales de la represión de los últimos días, para a continuación reiterar que "no hay marcha atrás" en su determinación de conseguir "una transición pacífica que nos lleve a unas elecciones realmente libres".

Solicitó "ayuda y cooperación para avanzar en esa presión que el régimen cree que resistió", y anunció que regresaría a Venezuela la misma noche de hoy, sin revelar la ruta, "venciendo a la dictadura", como hizo el sábado pasado al entrar a Colombia.

Una vez levantada la sesión y regresados a sus países, la pregunta en la calle sigue siendo la misma. Si la presión diplomática no funciona, si Nicolás Maduro y sus huestes siguen ignorando el clamor del planeta, ¿qué hacer para que acepte dejar el poder y dar paso a Juan Guaidó y su propuesta de celebrar elecciones libres?

En Colombia, los partidos políticos, salvo el Conservador y el Centro Democrático, que prefieren dejar todas las alternativas abiertas, se oponen al recurso militar.

"Deberían insistir en una solución negociada, pacífica, que podría pasar por una salida digna de Nicolás Maduro hacia Cuba, por ejemplo", dice a este diario la periodista y analista María Elvira Samper. "Los mayores perjudicados somos los colombianos, tenemos 2.000 kilómetros de una frontera porosa y no sabemos en qué momento el ELN puede ser instrumento de Maduro para afectar intereses colombianos. Si ya sufrimos las consecuencias de la emigración, cuando huyen de un régimen represivo y violento, el éxodo será mayor si escapan de una guerra. Y están desconociendo el peso específico de China y Rusia, que está librando un pulso con Estados Unidos en su patio trasero".

 
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Escrito Por Redacción R
Monday, February 25, 2019
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