Tras el veredicto leído por el juez Brian Cogan en la corte federal de Brooklyn, el exjefe del cartel de Sinaloa, de 61 años, saludó a su joven mujer Emma Coronel con la mano. Coronel, de 29 años, vestida con pantalones ajustados negros y una chaqueta verde, le levantó el pulgar de la mano derecha, se cruzó las manos en el pecho y le tiró un beso antes de que los alguaciles retiraran al Chapo rápidamente de la sala.