"La escalada de violencia se ha detenido. Sigue, en un nivel contenido, pero totalmente inaceptable", declaró el ministro del Interior francés, Christophe Castaner.
La violencia fue menor y también el número de manifestantes, unos 125.000 en todo el territorio, 11.000 menos que la semana anterior. Además de París, las manifestaciones más importantes tuvieron lugar en Marsella, Burdeos, Lyon y Nantes.
Lo que más se escuchó en las marchas fue la petición de dimisión del presidente Emmanuel Macron, que ahora debe mover ficha.
"Ahora tenemos que reconstruir la unidad nacional, a través del diálogo, del trabajo, uniéndonos. El presidente de la República pronunciará un discurso y será él quien propondrá las medidas que alimentarán ese diálogo y que permitirán, al conjunto de la nación francesa, reencontrarse y estar a la altura de los desafíos a los que nos enfrentamos y que van a continuar en los próximos años", señaló el primer ministro francés, Édouard Philippe.
Macron, que ya ha tenido que dar marcha atrás, retirando la medida para subir las tasas de los carburantes, debe ahora encontrar la manera de satisfacer a los "chalecos amarilllos" que reclaman, entre otras cosas, recuperar el poder adquisitivo perdido, poder vivir dignamente, justicia social y fiscal.
(Fuente: Euronews)