Hart Island pertenece al barrio de El Bronx, tiene apenas 100 acres y ha sido utilizada en el pasado como prisión, manicomio, hospital, reformatorio infantil… y fosa común. Más de un millón de personas yacen en tumbas sin nombre que ahora la erosión está sacando a la superficie.
“Los restos están emergiendo literalmente de debajo de la tierra”, explicó Melinda Hunt, a la cadena CBS. “Esqueletos enteros están como cayendo ladera abajo hasta la playa, donde se los lleva la marea”, ha añadido. Hunt forma parte de un proyecto para identificar a decenas de miles de personas sin familia y sin dinero que fueron enterradas allí desde 1980.
Lleva tiempo además exigiendo medidas al Departamento de Correcciones, que gestiona la isla. “Saben lo que está ocurriendo, porque yo me enteré por sus oficiales, que llaman a esa área la playa de los huesos”, ha relatado a CBS. El departamento informó a la cadena que iba a iniciar inspecciones mensuales y a acelerar la reconstrucción de la línea costera para evitar nuevos incidentes.
“Cuando escucho lo de la erosión, siempre pienso, ‘¿Serán sus huesos? ¿Puede que alguno sea suyo?”, se pregunta Carol DiMedio, cuyo abuelo, Luigi Roma, fue enterrado en la isla tras fallecer de tuberculosis en 1933.
“Son neoyorquinos”, dice el concejal Mark Levine, “son seres humanos que vivieron marginalizados y olvidados, gente que murió sin hogar, sin nada, víctimas de enfermedades contagiosas, de la crisis del sida. Y ahora vuelven a ser víctimas en su última lugar de descanso”.
Cada año siguen enterrándose a un millar de personas allí, en tumbas cavadas por presos. Carol DiMedio pasó años intentando localizar por todo el país la tumba de su abuelo. “Cuando la encontré… mentí y le dije [a mi madre] que estaba enterrado en un lugar bello, con agua azul y cielos azules y muchos árboles y hierba verde y gaviotas”, explica. Y añade: “No tuve valor para decirle que estaba en este sitio siniestro llamado Hart Island”.