El alcalde de la ciudad de Nueva York, Bill de Blasio, propuso este jueves abrir algunos centros en la Gran Manzana, para que adictos a opioides y heroína puedan acudir e inyectarse drogas bajo supervisión –en algunos casos de un médico –, lo que podría evitar que sufran una sobredosis mortal.
Según un comunicado de la oficina del Alcalde, De Blasio dijo que “apoya” la apertura de los llamados “Centros de Prevención de Sobredosis” (Overdose Prevention Center), que bajo un programa piloto de un año establecería dichos centros en cuatro puntos de la ciudad incluyendo Gowanus (Brooklyn), Midtown West y Washington Heights (Manhattan) y Longwood (Bronx). “La ciudad facilitará un consejo asesor comunitario de 6 a 12 meses para desarrollar reglas básicas”, dijo el comunicado.
Básicamente, la idea es que los adictos puedan acudir a estos lugares a inyectarse esas drogas de forma segura. Allí se les ofrecería la parafernalia para preparar dosis de heroína, así como agujas limpias para inyectarse. Sin embargo, para evitar que sufran una sobresosis fatal, los usuarios serían monitoreados por personal entrenado del centro que tomarían el tiempo y si la persona sufre una sobredosis le administrarían una dosis del antídoto Naloxona.
A pesar que muchos críticos de la polémica medida creen que la misma podría promover el uso de drogas, los que la apoyan –incluyendo De Blasio– aseguran que lo que se busca es que los que se inyectan heroína lo hagan de forma segura y bajo una especie de supervisión, en vez de que lo hagan en baños públicos y otros lugares como parques, matorrales o debajo de los puentes, donde pueden sufrir una sobredosis mortal lejos de alguien que los pueda ayudar.
“Después de una revisión rigurosa de esfuerzos similares en todo el mundo, y luego de considerar cuidadosamente los puntos de vista de expertos en seguridad y salud pública, creemos que los centros de prevención de sobredosis salvarán vidas y atraerán a más neoyorquinos al tratamiento que necesitan para vencer esta adicción mortal“, dijo De Blasio en un comunicado.
Se dijo que además de contar con personal entrenado en el uso de la medicina Naloxona, los lugares también tendrían terapistas y trabajadores sociales para que puedan aconsejar a los usuarios que tengan problemas con adicción y abuso de substancias.
La idea de esta medida es reducir el alto número de muertes por sobredosis con opioides en la ciudad que en el 2017 superaron las 1,441, un incremento en comparación con las 1,374 de 2016. Esto, según el Departamento de Salud de la Ciudad de Nueva York (DOHMH), representa más fallecimientos que los ocurridos por accidentes de tránsito, homicidios y suicidios combinados.
Además de prevenir muertes, la medida busca desalentar a los adictos para que no usen drogas en lugares públicos. De acuerdo al DOHMH, cerca de dos tercios de los usuarios de drogas en la Gran Manzana acuden a edificios abandonados, autos y baños públicos para inyectarse drogas.
Los centros de inyección de drogas supervisadas ya son usados en ciudades de Europa y Canadá donde son considerados exitosos.
Aunque esto podría considerarse una violación federal, en la ciudad de Nueva York la medida ya se venía practicando de manera no oficial en algunos centros y organizaciones de la ciudad que se dedican al intercabio de jeringas, como el “El Washington Heights CORNER Project” (WHCP), que se han convertido para muchos adictos en esa zona la diferencia entre estar vivos o muertos.
(Fuente: El Diario NY)