Alabama puso fin a la vida de un asesino que, tras ser condenado a muerte hace casi dos décadas, abandonó las apelaciones y solicitó ser ejecutado, informa The New York Times.
Michael Wayne Eggers, de 50 años, fue declarado muerto el jueves de esta semana después de recibir una inyección letal en la prisión estatal de Atmore.
Eggers fue condenado a la pena máxima por haber estrangulado a su empleadora, Bennie Francis Murray, que lo había contratado para trabajar en su negocio de atracciones ambulantes. Los hechos ocurrieron en el año 2000.
En 2016, luego de desacuerdos con sus abogados, Eggers renunció a su defensa, desistió de apelar las acusaciones y pidió al estado de Alabama que programara rápidamente su ejecución.
Sus antiguos abogados intentaron detener la ejecución, argumentando que Eggers estaba mentalmente enfermo y era por tanto incompetente cuando decidió abandonar las apelaciones y despedir a la defensa que se le había designado.
(Fuente: RT)