No obstante, el presidente estadounidense camina con pies de plomo en esta cuestión y ha concluido con un "ya veremos" refiriéndose a sus esperanzas de que las negociaciones lleguen a buen puerto.
"Las declaraciones de Corea del Norte y de Corea del Sur son muy positivas -dijo en la Casa Blanca durante una visita del primer ministro Sueco-. Hemos recorrido un largo camino, al menos retóricamente, con Corea del Norte. Sería algo muy bueno para el mundo, para Corea del Norte y para la Península, pero ya veremos lo que ocurre".
Poco después de estas palabras, Estados Unidos ha impuesto nuevas sanciones a Corea del Norte por el asesinato del hermanastro de Kim Jong-un en el aeropuerto de Kuala Lumpur. Además Washington quiere seguir adelante con los ejercicios militares previstos con Corea del Sur. Dos señales de que la Casa Blanca no le va a poner las cosas fáciles a Pionyang.
Las dos Coreas han anunciado que sus líderes mantendrán una cumbre histórica a finales de abril en la zona desmilitarizada, un cara a cara que solo se ha producido en dos ocasiones anteriores.