Hoegel, que trabajó en los hospitales alemanes Oldenburg, entre 1999 y 2002, y Delmenhorst, entre el 2003 y el 2005, está pagando desde 2015 una condena a cadena perpetua por ser responsable de la muerte provocada de seis de sus pacientes. Pero las investigadores han demostrado que se enfrentan, en realidad, al caso de un asesino serial.
Su método consistía en provocar crisis cardiacas a sus pacientes solo por el placer que le provocaba reanimarlos, según confesó el mismo Hoegel durante el primer juicio. Los jugueteos criminales de este enfermero, sin embargo, resultaron tan letales que casi dejaron un centenar de muertos, según los cargos presentados hoy.
Hoegel usaba una cierta variedad de drogas para crear los paros cardiacos o los colapsos circulatorios a los pacientes. La detección de las drogas en los cadáveres se convirtió en una de las pistas que han seguido los investigadores para relacionar las muertes con el doctor. Sin embargo, como muchos cuerpos han sido cremados no se ha podido saber exactamente cuál puede ser el verdadero número de sus víctimas. “En la mayoría de caso, Hoegel ha aceptado la muerte de sus pacientes como resultado del efecto de la droga que les había suministrado”, explicó el abogado acusador, Martin Koziolek.
La policía ha dicho que se podría haber detenido antes al enfermero si las autoridades sanitarias locales no hubieran dudado antes de alertar a las autoridades. Ya se han iniciado casos penales contra exempleados de los dos centros médicos.