WASHINGTON— El presidente Donald Trump negó este viernes que haya hecho comentarios vulgares y despectivos sobre los países amparados al programa de “Estatus de Protección Temporal” (TPS), pero reconoció que usó “lenguaje duro” y que las negociaciones para resolver DACA sufrieron “un gran revés”.
Sus comentarios ayer durante una reunión con líderes del Senado, en los que presuntamente calificó a Haití y países de Africa como “países de mierda” y expresó preferencia por países nórdicos como Noruega, generaron tensiones diplomáticas y el rechazo generalizado de líderes del Congreso y activistas pro-inmigrantes en todo el país.
“El lenguaje que usé en la reunión de DACA fue duro, pero este no fue el lenguaje usado. Lo que realmente fue duro fue la propuesta extravagante –un gran revés para DACA!”, dijo Trump en una serie de mensajes en Twitter para explicar su ambigua negación.
El mandatario se refería a la propuesta de los senadores Dick Durbin, demócrata por Illinois, y Lindsey Graham, republicano por Carolina del Sur –ambos coautores del Dream Act— y de otros demócratas, de reducir la “lotería de visas” y posiblemente destinar 25.000 visas del programa a los diez países amparados bajo el TPS.
Trump no quiere a inmigrantes de “países mierderos” y desata tensiones diplomáticas
Trump afirmó hoy que es todo una mentira inventada por los demócratas, y pareció echarle la culpa a los medios que consiguieron confirmación y reportaron el incidente en el Despacho Oval, señalado primero por el “Washington Post”.
Desde Chicago, Durbin reafirmó hoy que Trump sí usó un lenguaje “llenó de odio, vil y racista”.
“No puedo creer que en la historia de la Casa Blanca y el Despacho Oval, que un presidente haya hablado las palabras que yo personalmente escuché decir a nuestro presidente ayer. Ustedes han visto los comentarios en la prensa, no he visto ninguno que no sea preciso”, afirmó Durbin.
Otras fuentes allegadas a la reunión confirmaron ayer a varios medios, incluyendo este diario, que Trump se refirió de forma despectiva a países subdesarrollados.
La Administración Trump comenzó a desmantelar el “TPS” el año pasado, dejando en riesgo de deportación a más de 320,000 “tepesianos”, incluyendo cerca de 60,000 haitianos y cerca de 200,000 salvadoreños.
Cero disculpas
Los comentarios de Trump cargan el tufo del “nacionalismo blanco”, según líderes del Congreso y un creciente número de expertos, columnistas, y activistas de grupos cívicos, religiosos, empresariales y sindicales, que hoy mismo continuaron condenándolos.
Pero, como ya es su costumbre, Trump no ofreció disculpas por sus comentarios, un día después de que un portavoz de la Casa Blanca, Raj Shah, sacó un extenso comunicado en el que no negó los comentarios ni el lenguaje específico.
Shah, hijo de inmigrantes de Mumbai (India), defendió las posturas del mandatario de permitir el ingreso sólo de inmigrantes que “contribuyen a nuestra sociedad, hacen crecer nuestra economía y se integran a nuestra gran nación”.
Pero Shah y la Casa Blanca no mencionan los numerosos estudios e informes que plasman las contribuciones de los inmigrantes a la economía y el tejido social de EEUU, incluyendo un informe de “New American Economy”, que señaló que los inmigrantes del Africa subsahariano ganan $55,000 millones y pagan casi $15,000 millones en impuestos locales, estatales y federales.
En las redes sociales, algunos seguidores de Trump trataron de justificar o explicar sus comentarios, indicando que son países “mierderos” no por su gente ni su raza sino por la corrupción y el subdesarrollo en esos países.
Otros no ocultaron su racismo y aplaudieron la idea de acelerar el ingreso de inmigrantes de países nórdicos.
¿Qué pasa con negociaciones de DACA?
Trump rechazó la propuesta bipartidista ayer y hoy volvió a culpar a los demócratas de tomar como “rehén” los fondos para los militares y empleados públicos, sin mencionar que él y sus aliados republicanos quieren utilizar a los “Dreamers” como pieza de negociación con su postura de “muro o nada”.
Al declararlo un “gran revés” para los “DACAmentados”, Trump pone en riesgo las frágiles negociaciones para salvar el programa de “acción diferida” (DACA) de 2012, desmantelado en septiembre pasado.
“La mayor amenaza para las negociaciones no fue el comentario de los ´países de mierda´sino que el presidente no está negociando de buena fe. Invitó a los senadores Graham y Schumer a la Casa Blanca, pero los engañó al invitar a legisladores contra la inmigración que luego rechazaron el acuerdo y elogiaron el proyecto de ley más extremista sobre el tapete”, explicó a este diario Alex Nowrasteh, analista de política migratoria del Instituto Cato.
“La mayor amenaza a las negociaciones no es lenguaje vulgar, es la perfidia del presidente”, enfatizó.
El incidente ha dejado al descubierto la acritud de las negociaciones y la falta de confianza para lograr un acuerdo, a siete días de que el gobierno federal agote sus fondos y tenga que cerrar sus puertas si el Congreso no logra un pacto.
El Comité Nacional Demócrata (DNC), a su vez, acusó a Trump de amenazar con cierre del gobierno por su intransigencia sobre el muro fronterizo.
“Donald Trump prefiere que se cierre el gobierno a dar una solución permanente que merecen los jóvenes soñadores, demostrando una vez más que sólo eliminó el programa DACA para tomar como rehenes a los Dreamers” a cambio de un costoso muro que “no solucionará” los problemas, dijo a este diario Francisco Pelayo, portavoz hispano del DNC.
Trump se reunió el martes pasado con 25 legisladores demócratas y republicanos de ambos partidos y acordaron centrar las negociaciones en cuatro áreas: protección de los “Dreamers”; seguridad fronteriza; eliminación de la “lotería de visas”, y el fin a la “inmigración en cadena”, o visas de reunificación familiar.
También acordaron lidiar con una reforma migratoria integral “más adelante” en una segunda fase, aunque no establecieron un calendario.
De todas las propuestas sobre el tapete, la Casa Blanca ha respaldado como “buen primer paso” la titulada “Securing America´s Future” de cuatro republicanos, que da poco alivio a los “Dreamers” y abarca todas las exigencias de los ultraconservadores para combatir a los inmigrantes indocumentados y reducir la inmigración legal.
Líderes conservadores promueven nueva propuesta de ley sobre “DACA”
Sin embargo, el Dream Act es el que obtiene más apoyo popular.
Además de las diferencias ideológicas sobre cómo moldear un acuerdo para los Dreamers, también están las pugnas sobre cómo aprobarlo: si como una medida aislada –y con pocas probabilidad, debido a la oposición republicana- o como parte de un paquete presupuestario que debe ser votado a más tardar el próximo 19 de enero.
Al desmantelar DACA, Trump impuso un plazo del próximo 5 de marzo para que el Congreso encuentre una solución legislativa permanente.
(Fuente: El Diario)