Se trata de las firmas Ferrostaal y EnerSys-Hawker, que en 2011 repararon y dotaron de nuevas baterías a la nave, también de fabricación alemana. Las autoridades argentinas creen que esas dos empresas pagaron sobornos para lograr el contrato, valorado en más de cinco millones de euros, y utilizaron en las obras piezas de calidad inferior.
Según medios alemanes, la comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento argentino ha pedido a Berlín información sobre el caso.
"Existe la sospecha de que las baterías que fueron sustituidas no eran, en parte o en nada, de la calidad que debían haber sido. No sabemos tampoco de dónde llegaron, si de Alemania o de otro país. Por eso queremos saber qué técnicos estaban en el lugar y quién firmó diciendo: bueno, esto ya está reparado", dice la presidenta de la comisión argentina, Cornelia Schmidt-Liermann.
Mientras tanto, sigue sin conocerse el paradero del submarino, que desapareció el 15 de noviembre pocas horas después de comunicar que una vía de agua había provocado un cortocircuito en las baterías y un principio de incendio. La búsqueda del San Juan se centra ahora en una compleja zona de canalones submarinos de hasta 200 metros de profundidad.