Ocho de los quince integrantes del Consejo de Seguridad de la ONU, el órgano que vela por el mantenimiento de la paz y la seguridad en el mundo, habían convocado para hoy una reunión de urgencia con el fin de analizar el paso dado por Washington.
En la reunión quedó latente lo aislado que estaba Estados Unidos con la decisión anunciada por su presidente, Donald Trump, que ya desde su campaña electoral había expresado un claro favoritismo por las posiciones de Israel.
“El estatus de Jerusalén debe ser determinado mediante negociaciones entre israelíes y palestinos que conduzcan a un acuerdo sobre el estatus final”, resumió una declaración anunciada al final de esta reunión por cinco naciones europeas.
“Ha sido una constante posición de los miembros de la Unión Europea que, como parte de ese marco, Jerusalén básicamente debería ser la capital tanto del estado israelí como del palestino”, sostuvo el texto.
“Hasta entonces no reconocemos soberanía sobre Jerusalén”, añadió el mensaje.
La declaración europea fue la única colectiva que se difundió al final de la reunión del Consejo de Seguridad, que se cerró sin un pronunciamiento conjunto y, menos aún, sin ninguna resolución sobre el caso.
Y es que Estados Unidos llegó a la sala del Consejo con intención de defender a capa y espada el anuncio de Trump y, de paso, aprovechar la tribuna para criticar a Naciones Unidas por lo que cree es “hostilidad” hacia Israel.
Lo dijo la embajadora estadounidense, Nikki Haley, que ha venido manteniendo una postura dura contra la ONU desde que comenzó a representar a Trump, algo que ha aflorado especialmente en las ocasiones en las que se ha tocado a Israel.
“Durante muchos años, Naciones Unidas ha sido llamativamente uno de los centros mundiales que más ha demostrado hostilidad hacia Israel”, agregó Haley.
“Naciones Unidas -agregó- ha hecho más daño a las posibilidades de una paz en Oriente Medio que hacerlas avanzar”.
Para Haley, la decisión de Trump de reconocer Jerusalén como capital de Israel y ordenar a esa ciudad el traslado de la embajada, que ahora está en Tel Aviv, sólo un paso “obvio” y de “sentido común”, ya que Israel “tiene el derecho de determinar su capital”.
“Prácticamente en todo el mundo, las embajadas de Estados Unidos están en la capital del país, e Israel no debería ser diferente”, agregó.
Haley sólo contó con el apoyo de Israel, cuyo embajador, Danny Danon, invitado a la sesión de hoy, llegó a decir que la decisión de Trump es un “hito histórico” no sólo para Israel, sino también para “la paz y para el mundo”.
El anuncio de Trump, sin embargo, está en contra de la posición que mantiene la comunidad internacional y, especialmente, de las resoluciones de Naciones Unidas, que lleva décadas intentando cerrar el conflicto surgido hace más de medio siglo.
La ONU sigue defendiendo que el estatus final de Jerusalén debe ser acordado en un proceso de paz entre israelíes y palestinos, desde hace años suspendido, aunque todas las partes, hasta Estados Unidos, insisten en la necesidad de que se retome.
En la reunión de hoy le tocó defender la postura de la ONU al enviado especial a Oriente Medio, el ruso Nickolay Mladenov, quien insistió en los principios que ha mantenido Naciones Unidas sobre este tema, incluyendo los ratificados previamente por EE.UU.
Jerusalén, dijo Mladenov, siempre ha sido “la piedra angular” del credo musulmán, del hebreo y del cristiano, y se ha convertido en “una de las ciudades más complejas y cautivadoras del mundo”.
Pero la decisión de Estados Unidos de reconocer esa ciudad como la capital de Israel se trata de algo “unilateral” que puede “socavar gravemente” los actuales esfuerzos de paz en la región y puede tener repercusiones en toda la zona.
El anuncio de Trump, dijo el representante de la ONU en una videoconferencia desde Jerusalén, ha causado “mucha indignación entre los palestinos y una ansiedad en Oriente Medio y más allá”.
Recordó que Hamás ha convocado la “tercera intifada” a partir de hoy, e indicó que por lo menos un palestino ha muerto en las últimas horas y más de 140 han resultado heridos por los disturbios que estallaron tras el anuncio de Trump.
“Hago un llamamiento a todos los líderes políticos y religiosos para que se abstengan de acciones provocativas y de una retórica que pueda derivar en una escalada”, afirmó el enviado especial de la ONU.
(Fuente: USAhora)