Tras las manifestaciones el jueves de miles de palestinos en Gaza y Cisjordania contra la decisión del presidente estadounidense de reconocer Jerusalén como capital de Israel, la atención internacional se centra en el día de oración que miles de musulmanes celebran los viernes en la mezquita Al Aqsa.
Las fuerzas israelíes se preparan para un posible recrudecimiento de la violencia, especialmente después de que el líder de Hamas, Ismail Haniyeh, anunciase que lo convertirá en "día de la ira y el comienzo de una nueva Intifada para liberar Jerusalén".
El líder del movimiento libanés Hezbolá, Hasán Nasrallah, anunció también que respalda la iniciativa.
"Es" -, dijo - "la respuesta más importante y seria a la decisión estadounidense".
En el mundo árabe las protestas contra la decisión de Donald Trump se suceden desde el miércoles. Anoche en el Cairo manifestantes furiosos quemaron la bandera de Israel.
También en Turquía miles de manifestantes salieron a la calle pese a la importante presencia policial.
En Jordania, además de las protestas, el rey Abdalá II se reunió con el presidente de la Autoridad Palestina para prometerle que preservará el estatuto histórico y legal de Jerusalén. La embajada de EE UU en Jordania ha suspendido sus actividades por el riesgo de "protestas violentas".