Ayer, sábado, se cerraba la campaña electoral más sucia de la historia de este país. En esa recta final, el canciller socialdemócrata, Christian Kern, cuyo partido, el SPÖ, gobierna desde hace diez años con los conservadores, trató de oponer resistencia al giro a la derecha que pronostican todos los sondeos.
“Antes que nada, lo que me gusta de Christian Kern es que no se comporta como otros candidatos. No quiere dividir la sociedad, sino que defiende la solidaridad. A los otros solo les importan las grandes empresas y quienes tienen los sueldos más altos. Pero no piensan en la gente normal”, decía un simpatizante del partido SPÖ, que cuenta con el 25% de las intenciones de voto.
Heinz-Christian Strache, del partido de extrema derecha (FPÖ) conseguiría, según los sondeos, un 25% de los sufragios. Surgido del movimiento neonazi, Strache ha pulido su discurso hasta volverse frecuentable y sueña con convertirse en vicecanciller del futuro Gobierno.
La inmigración es el tema que ha acaparado la campaña electoral tanto entre los candidatos de derecha, como entre los de extrema derecha.
“Creo que es necesario establecer fronteras. Yo estoy a favor de la inmigración, pero llega un momento en el que ya no se pueden aceptar más. Creo que Kurz tiene la mentalidad correcta, porque quiere regular la crisis migratoria y no admitir a más personas “, decía una joven estudiante.
Es, precisamente, el líder del partido conservador, Sebastian Kurz, ministro de Asuntos Exteriores, de 31 años, quien parte como favorido, con un 33% de los votos. Pero tendrá que crear alianzas para gobernar. Aún está por ver si se aliará con la extrema derecha, con la que tiene en común un firme discurso antinmigración.
(Fuente: euronews)