En un esperado discurso, el líder que durante años abogó por una “rápida retirada” para dejar de “gastar el dinero” en un país remoto optó por escuchar al Pentágono, que presionó por reforzar las tropas estadounidenses para contrarrestar los avances de los talibanes que aún asedian Afganistán tras casi 16 años de contienda.
“Mi instinto original era retirarnos. Y en general, me gusta seguir mis instintos. Pero toda mi vida he escuchado que las decisiones son muy diferentes cuando te sientas en el Despacho Oval”, dijo Trump en un discurso a la nación desde la base militar de Fort Myer (Virginia).
Aunque Trump no precisó el número de tropas que enviará a Afganistán, fuentes del Congreso citadas por los medios apuntan a que serán alrededor de 4.000 los militares que engrosarán las filas estadounidenses en el país asiático, donde ya hay destinados unos 8.400 soldados.
El mandatario dijo que prefería mantener en secreto algunos aspectos de su plan, como el número de tropas o los plazos de la operación militar, porque considera “contraproducente” anunciarlos “con antelación”, algo que a su juicio da ventaja al enemigo.
“No vamos a hablar de números de tropas ni sobre nuestros planes de actividades militares”, advirtió el mandatario.
No obstante, el secretario de Defensa de EE.UU., James Mattis, confirmó en un comunicado que habrá un incremento de soldados, al asegurar que “varios” países aliados de la OTAN “también se han comprometido a aumentar su número de tropas” en Afganistán.
La misión de combate de la OTAN terminó en enero de 2015, pero desde entonces los insurgentes continúan ganando terreno en varios puntos del país, por lo que el Pentágono consideraba necesario aumentar las tropas para reforzar las tareas de entrenamiento de las fuerzas afganas y de lucha al terrorismo en la región.
En lugar de marcar “plazos arbitrarios” como su predecesor, Barack Obama, Trump aseguró que su estrategia se basará “en condiciones”, aunque no precisó cuáles serán.
“Los enemigos de EE.UU. nunca sabrán nuestros planes ni creerán que pueden esperar a que nos vayamos. No diré cuándo vamos a atacar, pero atacaremos”, advirtió.
Trump aseguró que la Casa Blanca “seguirá apoyando al Gobierno afgano” y a sus militares en la lucha contra los talibanes.
“Pero nuestro apoyo no es un cheque en blanco. El Gobierno de Afganistán debe asumir su parte de la carga militar, política y económica. El pueblo estadounidense espera ver reformas reales, avances reales y resultados reales. Nuestra paciencia no es ilimitada, y mantendremos los ojos abiertos”, destacó.
“No vamos a volver a construir naciones. Vamos a matar terroristas”, sentenció.
En el plano diplomático, Trump opinó que algún día, “después de un esfuerzo militar eficaz, quizá será posible tener un acuerdo político que incluya elementos de los talibanes en Afganistán”, aunque “nadie sabe si eso ocurrirá, o cuándo”.
El secretario de Estado, Rex Tillerson, precisó en un comunicado que EE.UU. está “preparado para apoyar conversaciones de paz entre el Gobierno afgano y los talibanes sin condiciones previas”, para respaldar un acuerdo que dé “legitimidad política” a los insurgentes.
Trump también adoptó un tono agresivo hacia Pakistán, al que Estados Unidos acusa de dar refugio a los talibanes, al advertir que ese país tiene “mucho que perder” si sigue con esa práctica.
“Hemos pagado a Pakistán miles de millones de dólares mientras albergan a los mismos terroristas que estamos combatiendo. Esto tiene que cambiar, y cambiará de inmediato”, dijo Trump, sin precisar si recortará la ayuda al país asiático.
El mandatario opinó además que India, que “obtiene un beneficio de miles de millones de dólares por su comercio con Estados Unidos”, debería “ayudar más” a Washington en Afganistán, “especialmente en lo relativo a la asistencia económica y el desarrollo”.
Al optar por un aumento de tropas en Afganistán, Trump se decantó por la opción más convencional de las tres que había considerado, que incluían una retirada total y un plan para encargar ciertas tareas a contratistas privados de seguridad.
Lo hizo reconociendo que los estadounidenses “están cansados de guerras sin victoria”, pero con el argumento de que “las consecuencias de una retirada rápida” serían “predecibles e inaceptables”, porque se “crearía un vacío” que podrían aprovechar “los terroristas, incluido el Estado Islámico (EI) y Al Qaeda”.
“No podemos repetir en Afganistán el error que nuestros líderes cometieron en Irak” con la retirada de 2011, subrayó Trump.