La titular australiana de Defensa, Marise Payne, dijo, en alusión a las maniobras militares anuales, que “Australia ha desempeñado un pequeño papel desde 2010 y creo que un poco más de dos docenas de miembros de las Fuerzas de la Defensa Australiana participarán en esta ocasión”, en declaraciones a la emisora local ABC.
La ministra recalcó que “dada la regularidad y la historia que tienen, éstos (ejercicios militares) no deben ser vistos como una provocación” contra el régimen de Pyongyang en momentos de máxima tensión en la península por un cruce de amenazas entre los líderes norcoreano y estadounidense.
Los países iniciarán el próximo lunes los ejercicios militares a pesar de que Corea del Norte insinuó ayer que tendrá ese factor en cuenta para decidir si retoma sus amenazas contra la isla de Guam, que cuenta con el estatus de “territorio no incorporado” de Estados Unidos.
El líder norcoreano, Kim Jong-un, decidió aplazar sus planes de atacar Guam con el fin de “desactivar la tensión” con Estados Unidos, y aseguró que quiere “observar un poco más” las acciones estadounidenses antes de ejecutar la ofensiva.
Payne respaldó la nueva política de Washington respecto a la responsabilidad estratégica frente a Corea del Norte y para presionar en favor de la desnuclearización de la península expresada por los secretarios estadounidenses de Estado, Rex Tillerson; y de Defensa, Jim Mattis.
“(Los secretarios) han indicado que continuarán manteniendo la presión en relación a las sanciones y ejercerán otras acciones contra Corea del Norte para persuadirle de que cese su conducta temeraria previa”, expresó la ministra al apoyar la necesitad de evitar un conflicto armado.
El primer ministro australiano, Malcolm Turnbull, anunció la semana pasada que su país defenderá a EE.UU. en caso de un ataque por parte de Pyongyang en virtud del Tratado Anzus de cooperación militar suscrito también por Nueva Zelanda, cuyo Gobierno remarcó que cualquier apoyo sería analizado en sus propios méritos.
La única vez que fue invocado el pacto fue tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 perpetrados por Al Qaeda en EEUU.