Aquí, donde casi todo el tiempo solo se habla de terapias, medicamentos y enfermedades, pacientes y familiares han hecho una pausa para celebrar uno de los días más esperados.
“En algún momento de mi vida pensé que no iba a llegar a esta edad”, dice Frida, quien el año pasado fue diagnosticada con cáncer de piel que afecta mayormente a su pierna derecha, por lo que tiene que moverse en silla de ruedas.
Este hospital organiza esta fiesta para las pacientes anualmente desde hace seis años y, de acuerdo con Patricia Trejo, coordinadora del voluntariado del centro médico, 100 % del costo del evento es sufragado por donaciones.
“En dos meses organizamos todo. Las pacientes tienen que pasar por un periodo de selección, en el que se evalúa su diagnóstico, situación económica y condiciones de salud para poder ser elegidas y cumplirles el sueño de tener unos 15 años”, señala.
Entre los coloridos vestidos y ataviados en elegantes trajes negros destacan los chambelanes, jóvenes que suelen acompañar a las quinceañeras en sus fiestas.
“Es un privilegio poder ayudar a estas niñas a cumplir su sueño; para mí es una satisfacción saber que puedo dar un poco de felicidad”, asegura Edén, quien se inscribió como voluntario junto con otros 15 jóvenes que se encargaron personalmente de sus atuendos.
En medio del alboroto, una jovencita apela a su vanidad y pide un poco de brillo labial, una brocha que corre por aquí y por allá en sus mejillas y pone color a la piel que se ha desgastado por los tratamientos de quimioterapia.
Mientras cada una de las festejadas prepara también sus sonrisas entre los destellos y las cámaras, como casi nunca las mamás de las pacientes lucen relajadas y se olvidan del cansancio, de la tristeza que les ha causado ver la enfermedad de sus hijas.
“Me hace feliz cumplirle este sueño a mi hija. Hace tres años la diagnosticaron con leucemia y me decía que quería llegar a esta edad para tener una fiesta, la cual no hubiera sido posible si no la organizaran aquí”, explica María del Rosario Domínguez, mamá de Brenda Viridiana.
Patricia Trejo, la coordinadora de voluntarios, dice que todo esto fue posible gracias a unas 200 personas que van desde maquillistas, estilistas, fotógrafos, camarógrafos y cantantes hasta chambelanes, quienes trabajaron para el evento.
“Todo está basado en la donación. Este año recibimos 150 vestidos de 15 años y unos 300 vestidos de noche para las mamás. Nos da mucha alegría poder hacer esto”, explicó.
Ya entrada la tarde y luego de la tradicional misa, las quinceañeras disfrutaron de una fiesta en medio de la cual apareció un doctor del hospital disfrazado del personaje de la Bestia de la película “La Bella y la Bestia” (1991), quien bailó el vals con cada una de ellas.
El menú consistió en ensalada de verduras cocidas, un plato principal a base de pollo que fue elegido por todas las festejadas, pastel y bebidas refrescantes.