"¡Don"t fucking shoot!" (¡no dispares, maldita sea!)", fue la frase que pronunciaba una y otra vez el ave luego del asesinato, en un tono que recordaba al de Martim Duram, de 46 años. El sujeto recibió cinco disparos en mayo de 2015 y las sospechas se cernían sobre Glenna Duram, de 49 años.
La mujer, además, intentó suicidarse en la escena, pero sobrevivió al hecho. Un loro gris africano llamado Bud, aparente testigo, no dejaba de repetir la frase, aunque su "testimonio" no fue aceptado por los tribunales, tras la solicitud de un fiscal para que suba al estrado.
Christina Keller, ex esposa de la víctima, fue quien se quedó con la mascota tras el crimen y posteriormente reveló la frase que repetía la mascota.
"Ese loro repite todo lo que escucha y tiene la boca más sucia del barrio", declaró Lillian Duram, madre de Martim, según recogió la BBC. Por su parte, el padre opinó: "Creo que (el loro) estuvo allí y lo recuerda diciendo eso".
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