La mujer destruye cada uno de los cristales, mientras el hombre solo le advierte que irá a prisión, mientras asume una posición pasiva contra la mujer que rompe todo lo que tiene por delante con un martillo.
Cuando termina su accionar saca a dos niños del vehículo, una de ellos visiblemente ensangrentada, mientras los vecinos le gritan improperios en inglés.