Los manifestantes del Klan fueron recibidos con cientos de abucheos de parte de contra-manifestantes en esta tranquila ciudad universitaria, donde la protesta del famoso grupo supremacista blanco fue autorizada por funcionarios del estado de Virginia sobre la base de la libertad de expresión.
Mientras se desarrollaba la marcha, decenas de manifestantes -algunos con banderas de la Confederación, unos pocos usando la capucha blanca distintiva de los miembros del Klan- desfilaron ante cientos de personas que les gritaban "¡racistas váyanse a casa!" y otros cantos.
Los dos grupos estaban separados por una barricada de metal y una formación de policías armados.
La movilización generó un acalorado debate en Estados Unidos. Los detractores del supremacismo alegan que la extrema derecha ha sido vigorizada por la elección de Donald Trump a la presidencia.
Ya sea en el Ku Klux Klan, la Derecha Alternativa (Alt Right) o en grupos supremacistas blancos en general, esos conservadores encontraron una nueva causa para defender la bandera confederada y los monumentos del sur de Estados Unidos que recuerdan la era de la esclavitud.
Para muchos estadounidenses son símbolos anacrónicos y atroces del racismo y han presionado para que sean quitados de los espacios públicos.
El debate se está dando en varios estados de la antigua Confederación e incluso en Washington en cuya Catedral Nacional se ve un soldado confederado en uno de los vitrales.
En Charlottesville, de 50.000 habitantes, no se libró ninguna gran batalla de la guerra civil (1861/65). No obstante las pasiones están desatadas.
Gente de esta ciudad, que votó abrumadoramente por Hillary Clinton y que está estrechamente vinculada a la Universidad fundada por en 1819 por Thomas Jefferson, aborrece la llegada del Ku Klux Klan; un pequeño grupo supremacista que tiene su base en Carolina del Norte.
Muchos dijeron que ni se acercarán al parque en donde los supremacistas se congregan.
Otros organizaron reuniones pacíficas y grupos de oración desde primeras horas de la mañana. La policía ha colocado varias barreras en la ciudad.
- Profundas heridas -
La policía local, cuyo jefe es negro, organizó un sistema de seguridad para evitar incidentes.
Más temprano se advirtió que los miembros del KKK no podrían usar las puntiagudas capuchas blancas que son características del grupo. Las batas blancas, que forman parte de la vestimenta del KKK, están asociadas a linchamientos y la quema de cruces en la noche.
La decisión de quitar la estatua del Lee fue adoptada en febrero tras años de debates que reflejaron profundas heridas.
Y actualmente la remoción está suspendida: un juez impidió quitarla hasta que una corte revise el caso.
La base de la controversial estatua fue pintada de rojo en la noche del viernes y limpiada el sábado por trabajadores del municipio.
Viendo la escena, Mason Pickett, un jubilado sexagenario, lamenta la decisión de remover la estatua tomada por Charlottesville, una ciudad que él cree "ultraprogresista e incluso socialista".
"Las estatuas representan la historia, con su lado hermoso y su lado oscuro, uno puede deplorarlo o apoyarlo, pero es historia", dijo.
Tina Young, abogada de 49 años, no está de acuerdo. En un siglo, Virginia y otros estados del sur han tenido la oportunidad de rectificar sus celebraciones de héroes confederados pero no lo han hecho, recalca.
"Robert E. Lee tiene muchos admiradores en el sur, en parte porque la educación sureña enseña que fue un hombre noble, que fue un caballero y que después de la guerra trabajó mucho por la reconciliación", dijo, Kristin Szakos, una integrante del consejo municipal y partidaria de remover la estatua.
"Para mucha gente Lee también es problemático; especialmente en esa estatua en la que cabalga contra Estados Unidos con su ropa de guerra", agregó.
En 1925, época de su apogeo, el KKK tenía unos cuatro millones de miembros. Actualmente tiene entre 5,000 y 8,000, según un centro dedicado a estudiar a los grupos extremistas de Estados Unidos.