Dane Powell, oriundo de Florida, se convirtió así en el primer condenado por los disturbios del “Día de la Inauguración”, jornada en la que fueron detenidas 234 personas, en su mayoría con procesos abiertos, de acuerdo con el Departamento de Justicia.
En abril, Powell se declaró culpable de los delitos de disturbios y de agresión a la autoridad.
De acuerdo con su declaración, el 20 de enero Powell formó parte del “black bloc” (bloque negro) que, integrado por unas 200 personas, causó destrozos en el centro de la capital estadounidense y se enfrentó con la Policía.
El propio Powell habría roto los escaparates de dos comercios y lanzado piedras contra los uniformados.
La juez, Lynn Leibovitz, condenó a Powell inicialmente a 36 meses de cárcel por esos delitos, pero rebajó la pena a cuatro meses entre rejas seguidos de dos años de libertad vigilada por su admisión de los hechos.
Leibovitz, sin embargo, recriminó que Powell “destruyó propiedad deliberadamente” y que “deliberadamente trató de hacer daño a otras personas, aunque no lo logró”.
La fiscal asignada al caso, Jennifer Kerkhoff, describió a Powell como un “cobarde violento” que viajó a Washington para “practicar la violencia, cubriéndose la cara, lanzando piedras y huyendo”.
Finalmente, la abogada de Powell, Ashley Jones, recordó que su defendido estuvo 9 años en el Ejército y dijo que viajó a Washington porque “estaba preocupado por el rumbo que tomaba el país”, aunque luego se vio “arrastrado” en las protestas.