La excandidata demócrata nunca mencionó a Trump por su nombre, ni siquiera cuando dijo que la propuesta era “un ataque de crueldad inimaginable a los más vulnerables de entre nosotros”.
Durante el discurso en su alma mater indicó que la propuesta de gastos no atiende asuntos cruciales como la adicción a los opioides y el cambio climático.
“Está envuelta en una mentira matemática de un billón de dólares”, dijo. “Hay que llamarla por su nombre. Es una estafa. Ellos ni siquiera tratan de ocultarlo”.
Clinton presentó además un panorama de un ambiente político en el que algunos son hostiles a los fundamentos de una sociedad ilustrada y están enfrascados en “un ataque hecho y derecho contra la verdad y la razón”.
Dijo que las personas en las redes sociales pueden negar la ciencia y concebir “teorías complicadas, hirientes, de conspiraciones, sobre redes de abuso infantil centradas en pizzerías”.
“Algunos incluso niegan cosas que podemos ver a simple vista, como el tamaño de las multitudes”, dijo, en referencia a la afirmación falsa del presidente republicano sobre la magnitud de la concurrencia en su toma de posesión.
“Cuando personas en posición de autoridad inventan sus propios hechos y atacan a quienes los cuestionan, ello puede marcar el principio del fin de una sociedad libre”, dijo.
Clinton exhortó a los graduados a escuchar a aquellos con quienes están en desacuerdo y a salirse de sus burbujas en la internet, pese a la reacción que puedan encontrar.
“En los próximos años va a haber provocadores en abundancia en la internet y en persona deseosos de decirte que no tienes nada valioso que decir ni significativo que contribuir”, dijo.
“Pudieran llamarte incluso mujer desagradable”, agregó, en alusión a un comentario que hizo Trump sobre ella en la campaña.
Clinton dijo que entiende la ira que pudieran estar sintiendo algunos de los graduados tras las elecciones. Dijo que sintió una indignación similar cuando se estaba graduando hace 48 años.
Indicó que ella y sus compañeros de clases desconfiaban de las autoridades y estaban furiosos por las crecientes muertes en la guerra de Vietnam y con el ocupante de la Casa Blanca.
“Estábamos furiosos por la elección presidencial de un hombre cuya presidencia terminaría en desgracia con su impugnación … tras despedir a la persona que dirigía la investigación contra él”, dijo, con lo que estableció un paralelo entre Richard Nixon y Trump.