El peligroso juego online “Blue Whale” (La ballena azul), en el que niños y adolescentes son retados a una serie de pruebas que pueden terminar en suicidio, es el más nefasto ejemplo de la explotación y manipulación de menores en las redes sociales.
El fenómeno ha trascendido las fronteras a través de Twitter, Facebook, YouTube y otras plataformas, con casos reportados por todo el mundo, incluyendo España, Brasil y Colombia.
La situación presenta un reto para quienes abogan por una internet abierta, para el uso y beneficio de todos, y quieren evitar que esta se convierta en un espacio para depredadores.
Qué es el peligroso juego de “La ballena azul” y por qué preocupa a las autoridades
El director de un centro de apoyo en Reino Unido exhortó a elevar el nivel de conciencia sobre las amenazas potenciales y “abrir las vías para que otras instancias sean reportadas”.
Tony Neate, director ejecutivo de Get Safe Online, dijo a la BBC que “las redes sociales se ha convertido en una gran parte de nuestras vidas y pueden ser una muy buena manera de estar en contracto con nuestros amigos, compartir fotos e intercambiar ideas con personas en todo el mundo”
“Son casos como estos, sin embargo, que nos recuerdan que hay gente dispuesta a abusar de estas plataformas para presionar y guiar a personas vulnerables a situaciones impensables“.
Los vulnerables
La web es el ámbito natural de la juventud, la generación digital o “nativos digitales”, una herramienta que les amplía la independencia y les abre un mundo infinito para satisfacer su insaciable curiosidad.
Pero esas mismas características lo hacen el grupo demográfico donde se encuentran los más vulnerables a los efectos negativos de la poderosa red.
Varios estudios han resaltado las características personales que pueden ser factores para que menores o adolescentes se conviertan en víctimas.
Entre estas están los niños y niñas con poca supervisión parental, los que tienen problemas de depresión, los jóvenes solitarios y tímidos con dificultades para establecer relaciones de amistad fuera de las redes sociales, y los que han sufrido abuso sexual.
Las “apps fantasma” en las que los adolescentes esconden sus fotos sexuales
Son fácil presa de intimidación, manipulación, ciberacoso, exposición a contenido altamente sexual, intercambio de pornografía o “sexting”, la llamada depresión en Facebook y la “preparación” de parte del abusador para desarrollar una conexión emocional y ganarse la confianza del menor o adolescente.
Las señales
Los centros de asistencia de las organizaciones protectoras de la niñez pueden ofrecer guías para detectar las señales de acoso online o de que un niño o joven está tomando parte en actividades en las redes sociales que son precursoras a la explotación.
Persona utilizando un laptop
Aunque hay varias posibles señales de este tipo de contacto, no son siempre obvias pues los criminales practican y abogan por la discreción para evitar ser detectados o identificados.
Estas son algunas de las señales más comunes en las que te puedes detectar en tus hijos, los de otras personas o los que tengas a cargo:
Se vuelven muy reservados, particularmente en torno a lo que hacen online.
Pasan mucho tiempo navegando internet o compartiendo en redes sociales.
Cambian rápidamente la pantalla de sus dispositivos cuando alguien se les acerca.
Se retraen o manifiestan ira después de usar internet o enviar mensajes de texto.
Tienen muchos números telefónicos o correos electrónicos en sus dispositivos.
El Centro de Protección Online y Explotación Infantil (CEOP, por sus siglas en inglés), una agencia del gobierno británico, indica que los cambios de comportamiento de un menor pueden algunas veces ser completamente normales y que es importante no tener una sobrerreacción.
¿Debemos rescatar a los niños del mundo digital?
Según el CEOP, una conversación calmada y abierta es una manera efectiva para determinar la causa del cambio de comportamiento, abordar de frente cualquier preocupación que se tenga y ofrecer apoyo y aliento.
La organización estableció un programa educativo en el que aconseja que cuando se aborda el problema con el joven debe quedar claro que cualquier discusión no resultará en un castigo.
Señala que los niños usualmente no reportan sus propias preocupaciones si temen que el acceso a internet les será retirado, por ejemplo.
Diálogo abierto
Otro grupo de apoyo en Reino Unido, Get Safe Online, le dijo a la BBC que estaba al tanto de los “horrorosos” informes sobre “La ballena azul” y manifestó su preocupación que hubiera grupos “dispuestos a abusar estas plataformas”.
El director ejecutivo del grupo, Tony Neate, explicó que el diálogo es esencial para abordar los problemas de presión social de sus pares si un menor está “actuando extrañamente”.
“Eso les permitirá tomar un paso atrás, distanciarse de la presión”, afirmó, añadiendo que eso les ayudará a darse cuenta de que “no es algo que tiene que hacer ni en lo que deben participar”.
Tampoco se debe temer abordar temas complicados, como el comportamiento inapropiado y la intimidación.
“Hacerlo significará que, si tu hijo o hija está teniendo experiencias negativas online, ya tendrás un canal de comunicación abierto para poder hablar abiertamente”, explicó.
Las niñas y la trampa del cibersexo
Pero Neate también advirtió contra la “prohibición total” del uso de internet señalando que la importancia de las configuraciones de privacidad deberían se explicadas a todos los usuarios.
El director de Get Safe Online resaltó que hablar abiertamente con otros padres y maestros puede elevar el nivel de consciencia sobre las amenazas potenciales y “abrir las vías para que otras instancias sean reportadas”.
“Nunca deberías evitar reportar algo que haya sucedido online a la policía, si crees que tu hijo o el hijo de otra persona, está en peligro”, comentó Neate a la BBC.
“Esa es la manera en que podemos asegurarnos de que los adolescentes no se vean enredados en horribles juegos como este (Ballena Azul)”.
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