“Os tendré siempre presentes en mi corazón y en mis oraciones.
Ánimo y adelante”, dijo el pontífice en una reunión celebrada en el seminario mayor patriarcal copto católico de san León Magno, en El Cairo.
Allí el papa mantuvo el último acto público con representantes de la minoritaria comunidad de coptos católicos -para quienes el papa, obispo de Roma, es la autoridad suprema- y fue recibido por el patriarca copto católico, Ibrahim Isaac Sedrak.
Los coptos católicos -que comparten con los coptos ortodoxos la liturgia alejandrina y la posibilidad de que los hombres casados accedan al sacerdocio- son la comunidad católica más numerosa del país pero solo cuenta con unos 200.000 fieles en un país de casi 90 millones de habitantes.
En su discurso ante Sedrak y los religiosos y seminaristas, el papa advirtió contra la “tentación del faraonismo”, que es como definió a la actitud de “endurecer el corazón y cerrarlo al Señor y a los demás”.
Es, agregó, “tener la presunción de dejarse servir en lugar de servir”.
A los reunidos les reconoció que tienen “motivos para desanimarse” entre “numerosos profetas de destrucción y de condena, de tantas voces negativas y desesperadas” pero les instó a no “dejarse arrastrar por la desilusión y el pesimismo”.
Tras este encuentro el papa Francisco se dirigió al aeropuerto para volar desde allí de regreso a Roma, adonde tiene previsto llegar a las 20:30 horas locales (18:30 GMT).
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