El cadáver, que estaba en un charco de sangre y su lado, el hijo de la víctima de 4 años de edad y no identificado, fue descubierto después que la arrendataria de la vivienda, Sofía Sánchez, estaba en busca de González para cobrarle la renta del mes que supuestamente le adeudaba.
Al tocar la puerta y ver que nadie respondía ni abría, Sánchez, habló con un vecino quien vio al niño abriendo una de las persianas.
Al observar hacia adentro, ambos quedaron atónitos por el macabro espectáculo.
“El cadáver estaba en un charco de sangre”, le dijo la señora Sánchez a medios locales.
La puerta estaba cerrada por dentro y la policía tuvo que romper la cerradura para poder entrar al apartamento.
No fue sino hasta este martes en la tarde que la Oficina del Médico Forense en Terrytown (New Orleans), confirmó la identidad de la muerta, luego que parientes revelaron el nombre a la prensa.
La policía ni el forense, han dado detalles sobre el crimen ni han aportado datos sobre el tipo de arma usada, la cantidad de heridas, el tiempo que tenía muerta o un posible móvil que llevara al o los asesinos a matarla.
Ella había emigrado desde la República Dominicana hacía varios años, dijeron vecinos a canales de televisión en New Orleans.
El doctor Gerry Cvitanovich, jefe de la oficina forense, rehusó ampliar informaciones, alegando que hay una investigación en curso.
El menor no resultó con lesiones.
Al cierre de esta crónica, nadie había sindicado como persona de interés o eventual sospechoso por el homicidio de la madre dominicana. Tampoco se han hecho arrestos.
Los detectives están buscando pruebas y no han determinado el motivo o posibles sospechosos en la investigación del homicidio.
Hacía 16 días que ella organizó la fiesta del cuarto cumpleaños de su hijo, invitando a un grupo de amigos y amigas al apartamento.
El lunes por la tarde, su cuerpo fue sacado del apartamento por oficiales del médico forense y metido en una bolsa plástica azulada.
Algunos de los que la conocían la describen como una dominicana trabajadora, que se había mudado a New Orleans en busca de trabajo, después que se separó del marido.
"Tienen que encontrar a quien hizo esto," dijo un hombre que no quiso dar su nombre, pero que asistió a la fiesta de cumpleaños del hijo de González. "Esto es imperdonable", reaccionó el hombre.
El administrador de un hotel cercano, quien conocía a la víctima como "Nancy", dijo que ella había hecho un hábito de tomar una taza de café con un vecino cada mañana desde que había entrado en el complejo de apartamentos hace aproximadamente dos meses.
Pero después de haber sido visitada por un hombre no identificado el sábado, González no fue el domingo ni el lunes al hotel.
Mientras policías escarbaban en el apartamento en busca de evidencias, el niño esperaba en un carro estacionado afuera y estaba rodeado de mujeres que dijeron que conocían a su madre.
Otros que llegaron al lugar, dijeron que González les había dicho que llegó a Terrytown después de dejar a su marido en Mississippi.
Una mujer recuerda haber visto con frecuencia a González caminar en el patio del complejo con su hijo. Ella dijo que González había buscado trabajo en un restaurante cercano.
El periódico local The Advocate, dijo que entrevistó por teléfono el lunes a un hombre que se identificó como Jhoel Ferreras, esposo de la víctima y que estaba en camino a Mississippi.